Información tributaria y secreto de sociedades ya existentes enredan las negociaciones.
Panamá es un centro financiero que capta el 15 % de su PIB a través de los servicios que presta a los inversionistas.
Tras cumplirse este jueves uno de los dos meses de prórroga establecidos para concluir la negociación de un acuerdo de intercambio de información tributaria con Panamá, se prepara un nuevo encuentro bilateral, en noviembre, en medio de la traba que enreda los diálogos.
Pese a que la reserva absoluta rodea la negociación, se sabe que no será fácil avanzar, porque cada una de las partes tiene argumentos distintos y poderosos.
Por el lado de Colombia, la petición es el intercambio de información, de manera que la autoridad tributaria pueda visualizar los patrimonios colombianos que reposan en el istmo y controlar así la evasión.
Panamá, entre tanto, pide un acuerdo de doble tributación desde su perspectiva de país con un régimen tributario que atrae a los inversionistas, precisamente, porque les garantiza el secreto financiero que tendría que desblindar ante la solicitud colombiana.
Según fuentes cercanas al proceso, el lío de fondo sería que Panamá habría puesto como condición que el acuerdo permita mantener el secreto sobre sociedades ya existentes. Es decir, mostraría solo parte de la información: la que se genere de aquí en adelante.
Panamá es un centro financiero que defiende a ultranza el régimen territorial de impuestos a la renta, alrededor del cual se generan servicios que aportan el 15 por ciento del producto interno bruto (PIB) del vecino país, es decir, más de lo que aportan los impuestos (10 por ciento del PIB). En consecuencia, ni ellos ni ningún país del mundo quiere perder inversionistas y aportantes al dinamismo de su economía.
En ese contexto, para defender su sistema, Panamá está negociando con Colombia un acuerdo de doble tributación, el cual, en el mundo, se realiza de dos formas: a la usanza de las Naciones Unidas y a la de la Ocde (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico).
El modelo de Naciones Unidas plantea que la tributación se debe hacer en el país en el que se genera el ingreso y es el que acoge Panamá, en parte, para retener a los inversionistas que pusieron su plata allá, precisamente porque su régimen tributario dice que los extranjeros no pagan tributos.
Colombia, en cambio, con su meta de entrar a la Ocde, se va por su esquema de que los inversionistas tributen en el país de residencia. Por esta razón, reclama el intercambio de información con Panamá, para captar la tributación de los nacionales residentes allá (se estima que hay unas 150 empresas en el istmo).
¿La trampa del acuerdo?
Muchos colombianos de altos ingresos tienen sociedades en Panamá, sobre las cuales no se puede saber quién es el verdadero dueño, porque sus acciones aparecen ‘al portador’ (sin nombre), o figuran a nombre de terceros.
Cabe destacar que las sociedades al portador deberán tener fin el 31 de diciembre del 2015, tras una ley que aprobó este año la Asamblea panameña.
Mientras tanto, tales sociedades no registran ingresos de origen panameño, por lo cual pagan solo 600 dólares al año, por estar registradas allá, pero no tienen obligación de llevar contabilidad ni nada más, debido a la ley de allá, para atraer inversionistas, que protege su información y no les cobra impuestos.
En consecuencia, si Panamá lograra firmar el acuerdo de doble tributación en sus términos, esas sociedades podrían terminar no pagando impuestos ni en Colombia ni en Panamá. Esto, debido a que en el vecino país el impuesto es cero, al amparo del régimen tributario territorial ya mencionado, que señala que solo paga impuesto el que genere ingresos allá.
En Colombia, que se rige por el sistema de renta mundial, los contribuyentes deben pagar impuestos por los ingresos que obtienen en su país de residencia y en las otras naciones en los que tengan inversiones.
En consecuencia, si Panamá insiste en no compartir la información de sus inversionistas para protegerse como centro financiero, Colombia no podría ver a quiénes tienen que llamar a tributar, por lo que el acuerdo de doble tributación terminaría siendo de doble no tributación.
¿Hay salida?
Para algunos analistas, solo si Panamá comparte la información a Colombia el acuerdo tendría sentido.
En el memorando de entendimiento que suscribieron las cancilleres de Colombia y Panamá el año pasado, tras la negociación que se inició por la inclusión del istmo en la lista colombiana de paraísos fiscales, quedó pactado el intercambio de información ‘a requerimiento’, es decir, caso por caso, y siempre que haya una investigación tributaria en curso. Algunos estiman que, inclusive, el intercambio de información tributaria debería pactarse para ser entregado de manera automática.
Puede haber decisión sorpresa
Los pasos que ha dado hasta ahora Panamá indican que no está muy dispuesto a cambiar ‘su forma de ganarse la vida’, pese a las fuertes presiones que se están ejerciendo a nivel mundial para cercar a los evasores de impuestos que utilizan sistemas tributarios preferentes, como el de Panamá.
Se recuerda la reversa que dio el Gobierno panameño luego de expedir una ley que derogaba el sistema de recaudación tributaria que lo ha convertido en una atractiva plaza financiera a escala mundial. No obstante, se destaca el anuncio que hizo el presidente panameño, Juan Carlos Varela, recientemente en la Asamblea de las Naciones Unidas, según el cual su país ya está preparado para comprometerse a intercambiar información de forma automática.
Hoy, precisamente, concluye en Barbados el foro global sobre el tema, que convoca a los países a adherirse a un convenio para intercambiar información, sin necesidad de acuerdos adicionales.
