Tratamiento contable de donaciones en efectivo y en especie según orientación del CTCP



Las donaciones en efectivo y en especie se han convertido en una fuente clave de financiación y sostenibilidad para fundaciones, entidades sin ánimo de lucro y empresas con programas de responsabilidad social. Sin embargo, su registro contable continúa siendo uno de los puntos donde persisten errores que afectan la transparencia, la confianza y el cumplimiento normativo. La correcta medición, reconocimiento y revelación es indispensable para evitar sanciones, soportar auditorías y reflejar la realidad financiera de quienes reciben y entregan estos recursos. Comprender la guía del CTCP es fundamental para aplicar criterios adecuados, diferenciar entre efectivo, bienes, servicios y activos especiales, y garantizar información útil para la toma de decisiones. En Mi Contabilidad explicamos con claridad lo que exige la normativa vigente y cómo implementarlo en la práctica con apoyo tecnológico, asegurando cumplimiento, control y trazabilidad total. 

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El manejo contable de las donaciones sigue siendo un desafío frecuente para administradores, contadores y organizaciones sin ánimo de lucro, especialmente cuando deben clasificar si la donación constituye un ingreso, un pasivo condicionado o un aumento patrimonial sujeto a restricciones. Las consultas al CTCP han aumentado debido a la necesidad de determinar cómo medir bienes entregados por terceros, servicios donados o recursos que deben ejecutarse bajo proyectos específicos. Un error puede distorsionar los estados financieros, afectar la presentación de información ante entes de control y poner en riesgo la credibilidad institucional. En este contexto, es esencial comprender cómo aplicar los criterios técnicos y de reconocimiento según la regulación vigente. La contabilidad no es solo números, es la base para decisiones sólidas y sostenibles.

En el ámbito contable colombiano, las donaciones representan un área en la que convergen la necesidad de rigor técnico, transparencia y cumplimiento del marco normativo. Aunque pueden percibirse como simples transferencias de recursos, su naturaleza jurídica y económica demanda un tratamiento contable específico, basado en la esencia sobre la forma y en la comprensión del propósito para el cual se reciben. Las orientaciones del CTCP sirven de guía, pero es responsabilidad de cada organización aplicar adecuadamente los criterios definidos en la NIIF aplicable a su grupo de clasificación contable y en las políticas internas que regulan la medición y revelación de estos hechos económicos.

La donación en efectivo suele considerarse la más sencilla, pero incluso aquí surgen preguntas fundamentales: ¿se reconoce inmediatamente como un ingreso? ¿Debe registrarse como un pasivo si la organización está obligada a ejecutar un proyecto específico? ¿Qué ocurre si la donación contiene restricciones de tiempo? Estas preguntas son comunes en entidades que trabajan con cooperación internacional, programas sociales y campañas humanitarias. El CTCP ha precisado que el reconocimiento depende de la existencia o no de condiciones que limiten la libre disposición de los recursos. Cuando la donación no impone obligaciones, se reconoce como ingreso en el periodo en que se recibe, aumentando el patrimonio. Si la donación está condicionada, el reconocimiento debe diferirse hasta que la organización cumpla lo estipulado, reflejando un pasivo hasta ese momento.

Las donaciones en especie son aún más complejas. Implican la entrega de bienes como equipos, inventarios, materiales, alimentos o incluso servicios especializados que generan beneficios económicos o potencial de servicio. El CTCP ha insistido en que estos bienes deben medirse al valor razonable, es decir, al precio que se pagaría en una transacción de mercado entre partes independientes. Pero este punto genera desafíos cuando el bien no tiene un mercado activo, como ocurre con donaciones de software, mobiliario usado o servicios profesionales. En estos casos, la organización debe aplicar técnicas de valoración razonables, sustentadas y verificables. La ausencia de una medición adecuada puede generar distorsiones significativas en los estados financieros, afectando los indicadores de gestión y la evaluación de la capacidad operativa.

El mundo ha avanzado hacia modelos de contabilidad más transparentes para donaciones, especialmente en entidades del sector social. Países como Canadá, Reino Unido y Australia han implementado marcos sólidos para el reconocimiento de aportes restringidos y no restringidos, generando mayor comparabilidad y confianza en la información contable. En Colombia, aunque la normatividad es clara, la práctica muestra vacíos en la aplicación, especialmente en organizaciones pequeñas que carecen de procedimientos contables robustos. Esta diferencia genera brechas que dificultan la competitividad, el acceso a recursos y la certidumbre de los donantes.

Un caso típico es el de una fundación que recibe alimentos para programas comunitarios. Si dichos alimentos tienen una vida útil corta, la valoración debe reflejar ese factor, reconociendo el ingreso en especie y el gasto cuando se ejecuta el programa. En otra situación, una empresa dona un equipo industrial para fortalecer la operación institucional. Aquí, la organización debe reconocer el activo, depreciarlo según su vida útil y revelar las características de la donación. El desconocimiento de estos criterios puede generar estados financieros inflados, subvalorados o poco confiables.

En Mi Contabilidad acompañamos a organizaciones que enfrentan estos retos diariamente. Hemos visto errores recurrentes como el reconocimiento doble del ingreso cuando se registra la donación y nuevamente cuando se ejecuta el gasto; la falta de soporte para el valor razonable; la ausencia de revelaciones claras sobre restricciones; o la omisión de políticas contables que expliquen cómo se manejan estos hechos económicos. Cada una de estas fallas termina afectando el sistema de control interno y expone a la entidad ante entes como la UGPP, la DIAN o las secretarías de hacienda locales, especialmente cuando los recursos provienen de cooperación internacional o se utilizan para campañas masivas.

Nuestro trabajo parte de revisar el origen de la donación, el contrato o acta de entrega, las condiciones asociadas, las obligaciones de ejecución, la clasificación del receptor según el Grupo NIIF, la naturaleza del bien o servicio y la trazabilidad documental. Cuando se trata de efectivo, se valida si existe un convenio con obligaciones explícitas, si el donante exige informes o si el destino está restringido a un proyecto específico. Esto determina si se registra un pasivo o un ingreso directo. Para donaciones en especie, realizamos la valoración técnica soportada en comparables de mercado, cotizaciones o informes internos. El resultado es una información más ordenada, confiable y útil para la toma de decisiones.

Julio César Moreno Duque complementa este análisis con herramientas tecnológicas que permiten llevar el registro automático de donaciones mediante software contable especializado, integrando flujos de aprobación, trazabilidad documental, inteligencia de datos y reportes automatizados. Este soporte tecnológico reduce errores humanos, fortalece el control interno y facilita la generación de informes para donantes y entes reguladores. Apoyarse en tecnología es hoy una ventaja competitiva, especialmente cuando las organizaciones manejan grandes volúmenes de donaciones o necesitan demostrar impacto social con indicadores verificables.

En este contexto, es importante recordar que “Construyendo un mundo nuevo; trabajando inteligente para el ingreso de nuestros clientes a la nueva era contable y tributaria” es más que un lema institucional: es una filosofía aplicada a la gestión diaria. La contabilidad moderna exige precisión, pero también visión estratégica, y las donaciones representan una oportunidad para fortalecer la sostenibilidad, mejorar la transparencia y generar confianza con las partes interesadas.

Dentro de los riesgos más frecuentes identificamos la falta de segregación entre donaciones recibidas y ejecutadas, lo que dificulta la elaboración de informes a donantes. También observamos que muchas organizaciones no documentan adecuadamente el destino de las donaciones, lo que puede generar cuestionamientos en auditorías internas y externas. Otro riesgo común es confundir donaciones con aportes sociales o capitalizaciones, llevando a errores que afectan la presentación razonable del patrimonio.

Una microllamada a la acción indispensable: si tu organización recibe donaciones, es indispensable revisar las políticas contables actuales para verificar que estén alineadas con la guía del CTCP y la normativa NIIF. Esta revisión asegura que la entidad pueda soportar auditorías y demostrar transparencia absoluta. Y aquí ofrecemos una de nuestras ofertas sin riesgo: realizamos una evaluación inicial sin costo del proceso contable de donaciones, identificando oportunidades de mejora y riesgos críticos.

Otro llamado clave: si manejas donaciones en especie, te ayudamos a estructurar un modelo de valoración estandarizado, trazable y sustentado para cumplir con auditoría. Este servicio incluye otra oferta sin riesgo: una sesión diagnóstica gratuita de 30 minutos para revisar un caso real y orientar la mejor práctica contable.

Las organizaciones que implementan buenas prácticas contables en donaciones fortalecen su reputación, acceden a más recursos, generan confianza y demuestran compromiso con la transparencia. Este proceso no solo mejora la contabilidad, sino también la gestión social y la capacidad de demostrar impacto. La contabilidad es un lenguaje y, cuando está bien aplicada, permite construir relaciones duraderas y sostenibles.

Si hoy solucionas este problema con nosotros, seguiremos acompañándote para que no vuelva a ocurrir.

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Artículo elaborado por Diana Cristina Cardona Cardona, Contadora Pública con más de 30 años de experiencia en normatividad contable y tributaria en Colombia. Este artículo hace parte del compromiso de Mi Contabilidad de acompañar a empresarios, contadores e independientes en la nueva era contable y tributaria, garantizando confianza, claridad y cumplimiento normativo.

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