Últimos ajustes a medidas para que los bancos presten menos para consumo


La Superfinanciera fortalecerá dará a conocer las nuevas reglas a mediados de noviembre.
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Cortesía Superfinanciera

Carga financiera de los hogares comienza a acercarse a niveles preocupantes, dice la Superfinanciera


La Superintendencia Financiera les está haciendo los últimos ajustes a las medidas con las que busca que los bancos que operan en el país cierren un poco la llave del crédito de consumo para tratar de enfriar la economía y, por esta vía, que la inflación baje desde su nivel actual (12,2 por ciento).
Según se conoció, el ente de vigilancia y control tendrá listas las nuevas medias a mediados de noviembre, las cuales elevarán el costo a las entidades que quieran mantener el ritmo de préstamos y desembolsos, sobre todo, para consumo, que es la cartera que más crece en este momento.

Datos oficiales indican que a septiembre pasado dicha cartera, de la que hacen parte los préstamos de libre inversión, libranzas, vehículo, rotativo y, por supuesto, las tarjetas de crédito, crecía al 9,7 por ciento real anual, cerca de cinco puntos porcentuales por encima de lo que lo hacía el crédito total del sistema financiero en ese mes (5 por ciento).

Otras carteras crecen a un ritmo mucho menor. Por ejemplo, los préstamos comerciales, al 3,2 por ciento real anual; vivienda, al 2,65 por ciento, una caída muy significativa frente a meses anteriores, mientras que el microcrédito avanzaba cerca del 3 por ciento.

Como se recuerda, en la 56.ª Convención Bancaria que se realizó en Cartagena a mediados de agosto, el Gobierno les advirtió a los banqueros que si querían seguir prestando a manos llenas, sobre todo a través de las tarjetas de crédito, tendrían que asumir un mayor costo por ello.

Y les anticipó que las entidades emisoras de tarjetas de crédito tendrían que provisionar más sobre esos cupos de crédito que se asignen en adelante con los ‘plásticos’, con el fin de restarle dinámica al endeudamiento con ese producto financiero.

Parte del análisis que están haciendo los técnicos de la Superfinanciera para determinar el grado del ‘apretón’ que hará a los bancos para tratar de restarles aún más dinámica a los préstamos de consumo tiene que ver con el cálculo de las pérdidas esperadas por el deterioro de la cartera hacia adelante, teniendo en cuenta, incluso, que el 2023 será un año complicado en términos económicos para el país y los hogares.

A la Superfinanciera también le preocupa el nivel de endeudamiento de esos hogares y advierte que la carga financiera de estos pasó de 24 por ciento en junio del 2020 a 26 por ciento en junio pasado. Y alertó, además que para ese mismo mes “el 45,07 por ciento de los deudores debía destinar al menos el 30 por ciento de su ingreso disponible a atender sus obligaciones con el sistema financiero”.

Por eso, una alternativa es que las entidades de crédito, aprovechando que este 2022 ha sido un buen año, provisionen esas eventuales pérdidas de manera anticipada, sin que esto afecte nuevas originaciones en segmentos como el de empresas, mipymes, agropecuario y exportador.

Lo que esperan es que se dé una desaceleración ordenada de la cartera y que esto también les quite presión a las tasas de fondeo de las entidades, al tiempo que la estructura de activos y pasivos de los bancos se ajuste al nuevo ciclo económico en el que la liquidez del mercado será mucho más limitada.
El ‘apretón’ de las tasas

Desde un principio, el Gobierno ha sido claro en que no busca frenar de tajo el flujo del crédito, sino que este se haga de manera sostenible, pues el problema no son los préstamos de consumo, sino el sobreendeudamiento que las familias puedan tener en momentos en que se avizora una fuerte desaceleración de la economía.

Aunque el alza de tasas que desde octubre del 2021 viene haciendo el Banco de la República, 9,25 puntos básicos en los últimos 13 meses, le ha quitado dinámica a la cartera de consumo, entre otras, quizás esta no ha sido suficiente para acelerar más el ajuste que requiere la economía hoy.

Los bancos ya han comenzado a aplicarles el freno a los préstamos de consumo, pues hoy en día, producto de ese ajuste de tasas, les resulta más costoso conseguir recursos en el mercado, lo que se refleja en la desaceleración de la cartera, que en junio crecía al 11,94 por ciento real anual, el mayor ritmo en lo que va del 2022, pero en septiembre lo hacía 2,24 puntos básicos menos, sin que esto sea suficiente para quitarle presión a la inflación que se mantiene al alza y sin cambio de rumbo aparente.

De hecho, el Emisor en su más reciente reunión de octubre llevó su tasa de intervención del mercado hasta el 11 por ciento para encarecer todavía más el crédito, pues según lo mencionó Leonardo Villar, gerente de la autoridad monetaria, las expectativas de inflación del mercado seguían alejándose del rango meta del banco, de entre 2 y 4 por ciento, con 3 por ciento como objetivo.
Costo del crédito hoy

No hay duda de que hoy en día a una persona endeudarse le resulta mucho más costoso que un año atrás, en especial si la plata que se toma prestada es para consumo y no para invertir, para compra de vivienda o capital de trabajo.

Hoy, en términos generales, una persona está pagando 11,4 puntos porcentuales más por un préstamo de consumo que un año atrás, pues en promedio las entidades están cobrando una tasa del 26,12 por ciento efectiva anual, según registros del Emisor.

Pero hay que tener en cuenta que esa tasa varía según la modalidad del crédito, pues no es lo mismo un préstamo de libranza, que hace parte de la cartera de consumo, que otro de libre inversión o, incluso, la tarjeta de crédito, en cuyo caso el costo de su uso, por lo general, es mucho más elevado, más si con ese instrumento se realizan avances en efectivo.

Datos del sistema indican que hasta septiembre, en promedio, el costo de un avance en efectivo era del 34,68 por ciento efectivo en una tarjeta de persona natural, mientras que la tasa para compras varió entre el 12,9 y el 33,79 por ciento, según el plazo al que estas fueron diferidas, es decir, uno o más de 18 meses.

Significa que hoy un tarjetahabiente está pagando 10,2 puntos porcentuales más por un avance con su tarjeta, mientras que sus compras le están saliendo entre un 8,25 y 9,3 puntos más costosas que un año atrás.

No hay que olvidar que los créditos de consumo, por su condición, son los más costosos del mercado y que, por lo general, la tasas que se aplican a estos se acercan al límite permitido.

En el último año (noviembre del 2021 e igual mes del 2022), la tasa de usura, que es ese tope máximo al que se puede prestar dinero en Colombia, se ha incrementado más de 12,7 puntos porcentuales, al pasar del 25,91 al 38,67 por ciento en ese periodo.
Se encarece el dinero para los empresarios

Los de consumo no son los únicos créditos que se han encarecido en el último año, afectando directamente el bolsillo de los colombianos. También los de vivienda, pues hasta septiembre quienes salieron a comprar se encontraron con tasas hasta 9,2 puntos más altas que las de un año atrás.

Por ejemplo, para compra de vivienda no VIS en pesos, las tasas rondan el 14,56 por ciento efectivo anual, frente al 8,97 por ciento de septiembre del 2021, mientras que para la opción en UVR el interés era del 16,09 por ciento.

Y si la alternativa era adquirir una VIS, las tasas estaban entre el 14,4 y el 16,5 por ciento si elige un crédito en pesos o en UVR, respectivamente, según datos oficiales.

Las personas naturales no son las únicas que están sintiendo el golpe del aumento de las tasas de interés del Banco de la República. Los empresarios también están viendo como cada día conseguir recursos en el mercado para sus proyectos e inversiones les resulta más costoso.

Los préstamos para el sector productivo (no los preferenciales) se han encarecido entre 6,23 y cerca de 10 puntos porcentuales en el último año. Hoy las tasas oscilan entre el 13,8 y el 17,7 por ciento efectivo anual, según el plazo.

En el microcrédito, por su parte, si bien las tasas son de las más altas, para algunos plazos han bajado hasta 10,2 puntos, mientras que para otros los incrementos han sido leves, no más de un punto porcentual.

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