No hay otra manera para sortear la crisis que endeudarse, pero empezar a pagar es también un imperativo, el punto de discordia es que no se le puede poner más impuestos siempre a los mismos
“Toca hablar de impuestos. Nosotros tenemos una estructura tributaria que tiene que ser sujeta a modificaciones. El impuesto sobre los ingresos en Colombia es, fundamentalmente, para las empresas. Cinco de los seis puntos del PIB que se recauda en renta se hace por el lado de las empresas y uno por las personas”. Son palabras del ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, durante el pasado Congreso Petróleo, quien ha precipitado un asunto que marcará la agenda económica en menos de seis u ocho semanas, una vez la fiebre costosa y distractora del coronavirus empiece a amainar cuando la vacuna de cualquiera de las multinacionales reciba el visto bueno para su comercialización. En ese momento, se podrá decir “cesó la horrible noche” y habrá que retomar los temas esenciales para la economía, como es el de los impuestos.
La pandemia va a dejar al fisco nacional con la olla raspada y con millonarios compromisos de inversión. Ya se va a acudir a más endeudamiento, tal como los han hecho todos los países en el mundo, pero esa acción de prestar o colocar papeles valores significa más impuestos, pues de algún lugar saldrán los recursos. Ha dicho Carrasquilla cosas muy ciertas y dolorosas como que “en los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, Ocde, grupo en el que Colombia es miembro, de 11,3% del PIB que se recauda en renta, 8,3 pps los pagan las personas naturales y 3 pps las personas jurídicas. Además, el promedio de recaudo en Latinoamérica y el Caribe es de 5,8% del PIB, de los cuales 2,3 pps ingresan por el pago de personas y 3,5 pps por empresas (...) Eso es casi que lo contrario que se observa en los países más desarrollados. Si nosotros estamos en un proceso de crecimiento y estamos saliendo de pobres, por decirlo de alguna manera, tenemos que ser conscientes de que el estatuto tributario tiene que dejar de ser el de un país pobre y mirar hacia adelante”. En los emergentes, el promedio de recaudo es 6,7% del PIB, y las personas pagan en impuestos 3 pps y las empresas 3,7 pps.
El punto es que no todo puede se puede hacer como siempre se ha hecho y cargar a los asalariados y a las empresas con más tributos. Hay otras maneras que funcionarían si estamos convencidos de que una mejor regulación a la hora de crear riqueza y empleo hará prosperar a las nuevas generaciones. No se trata de cobrar más a los que siempre pagan. Por ejemplo, Alemania impulsó una rebaja del IVA, desde 19% hasta 16% para reactivar el consumo de manera temporal; en Reino Unido eliminaron los impuestos para comprar de vivienda y rebajaron el IVA a la hostelería de 20% a 5%.
Hay una construcción emergente de políticas tributarias business friendly por parte de los gobiernos, algunos han adoptado aplazar pagos de impuestos y cotizaciones sociales o parafiscales, bajo la premisa de dejar de exprimir a las empresas y los trabajadores formales, de tal manera que la verdadera energía que pone en marcha las economías (sector productivo) no se pare o extinga y caiga en la pobreza extrema y el desplazamiento.
Toca empezar a hablar de impuestos por el simple hecho de que hay que pagar la deuda externa y mantener el grado de inversión, pero hay otras maneras novedosas que pueden surtir efecto. El Gobierno ha probado que el IVA puede ser devuelto a las familias necesitadas, entonces ¿por qué no unificar la tarifa y devolverlo a los estratos de bajos ingresos?