La inversión ha sido en un buen porcentaje para sistemas tecnológicos y herramientas de data y análisis. Sin embargo, falta conciencia sobre los riesgos derivados de los crímenes económicos.
De acuerdo con la ‘Encuesta mundial de delitos y fraudes económicos 2018’, de PricewaterhouseCoopers (PwC), que encuestó a 7.200 empresarios, de 123 territorios, pocas compañías son conscientes de los riesgos de fraude y crímenes económicos a los que se enfrentan.
Si bien un 49% de las organizaciones en el mundo dicen haber sido víctimas de fraude y delitos económicos y financieros, los encuestadores señalan que el número debe ser mucho más alto pues todavía existe una especie de tabú a la hora de denunciar o hacer visibles estos crímenes.
Aunque en esta oportunidad la cifra de organizaciones que dicen ser víctimas de estos crímenes aumentó - en el 2016 fue de un 36%- este resultado, señalan, responde a tres factores: el primero que obedece a que en el mundial ha aumentado la conciencia sobre el fraude; segundo, a que en esta versión de la encuesta esta fue respondida por una mayor cantidad de personas y tercero, a que hoy en día existe mayor claridad sobre lo que significa el fraude.
Entre los territorios en los que más se denunció haber experimentado un crimen económico o fraude están África, 62%; Norteamérica, 54%; Latinoamérica, 53%, y Asia Pacífica, 46%, entre otras. Siendo los territorios en vías de desarrollo en los que más se presentan casos y en los que más se han endurecido las regulaciones al respecto.
Pero, así como ha incrementado el reporte de crímenes económicos también han aumentado los recursos que las compañías destinan a contrarestar estos fenómenos. Por ejemplo, el 42 % de los encuestados señalaron que su compañía había incrementado el gasto en combatir el crimen económico y el fraude en los últimos dos años, un 16% hizo un incremento significativo al respecto, un 26 hizo algún incremento y el 57% se mantiene con el mismo gasto.
Sin embargo, se señala que el gasto está enfocado el adquirir herramientas tecnológicas más poderosas: herramientas de data y analytics para luchar contra el fraude. Otros también han implementado programas de denuncia.
“44 % de los encuestados señaló que planean incrementar el gasto en los próximos dos años”.
Aunque ha aumentado la inversión, y se plantea un incremento, para prevenir el crimen económico y financiero el abordaje preferido sigue siendo de tipo reactivo y defensivo. Por ejemplo, uno de los primeros pasos que se dan para prevenir el fraude es la realización de una evaluación de riesgos de fraude. Según la encuesta, el 54% de los encuestados han realizado en sus organizaciones una evaluación del riesgo, pero, así mismo, menos de la mitad señaló que ha solicitado asesorías de vulnerabilidad y ciber ataques (46%). Hablamos también de que menos de un tercio señaló que la compañía había realizado evaluaciones de riesgo en las áreas críticas: anticorrupción, antisoborno, lucha contra el lavado de dinero o en sanciones y controles de exportación (33%).
“Uno de cada 10 encuestados señaló que no había realizado ninguna asesoría de riesgos durante los últimos dos años”.
Por otro lado, la presión de la sociedad que reclama transparencia ha empezado a hacer mella en las compañías. Se evidenció en la encuesta que la tolerancia de la sociedad a las malas conductas de las empresas, así como de su personal, se está desvaneciendo. Incluso algunas corporaciones y líderes son responsabilizados ahora por las malas conductas en el pasado. “Lo que repercute en un riesgo reputacional mayor y en una creciente necesidad de prevenirlo, a lo que ayudarían las evaluaciones de fraude específicas”, se subraya en el documento.
De acuerdo con la encuesta la apropiación indebida de activos (45%), el cibercrimen (31%), el fraude al consumidor (29%) y mala conducta comercial (28%) fueron los delitos que más sufrieron las industrias.
Se detectó también un incremento de crímenes cometidos por actores internos en las compañías, que pasó de 46% (2016) a 52% (2018), así como un incremento en el porcentaje de crímenes atribuidos a gerentes senior de las empresas, que pasaron de 16% en el 2016 a un 24% en el 2018.
Sin embargo, se advierte que uno de los más grandes puntos ciegos y gran amenaza en una compañía no siempre son sus empleados si no las personas con las que esta hace negocios: agentes, vendedores, proveedores de servicios y clientes. Esta población ha cometido, según la encuesta, el 68% de los fraudes en las organizaciones afectadas.
La atención para las compañías sobre estos temas debería ser prioritaria, pues incluso según se logra evidenciar en la encuesta el costo por fallas u omisiones en la prevención del fraude y los crímenes económicos es sumamente alto. Así lo reportaron 46% de los encuestados que señalaron que su organización gastó en recursos lo mismo o incluso más, en investigaciones y otras intervenciones, que lo que se había perdido directamente en el fraude como tal.
Otro de los factores que a las compañías les debría preocupar es que el riesgo reputacional en la actualidad, se evidenció en esta encuesta, supera el riesgo regulatorio. Por ejemplo, el impacto reputacional para aquellas compañías afectadas por crímenes económicos y fraude ha sido en un 36%, un 48% en la moral de los empleados y un 38 % en las relaciones de negocios.
“Hoy, las compañías enfrentan una tormenta perfecta de riesgos de fraude tanto internos, externos, regulatorios y reputacionales”, se subraya.
http://www.huellaforense.com/noticias/empresas-aumentan-prevencion-del-fraude-pero-no-es-suficiente