Aunque la inflación descendió más rápido de lo esperado y el nuevo pronóstico del equipo técnico del Emisor habla de cerrar el 2017 dentro del rango meta, el gerente de la entidad prefiere no dar todavía un parte de tranquilidad.
Juan José Echavarría, Gerente del Banco de la República.
En los primeros meses de este año, ni siquiera el equipo técnico del Banco de la República calculaba que la inflación terminara dentro del rango meta pese a su descenso que permitió relajar la política monetaria en la gran mayoría de reuniones de la Junta Directiva del Emisor.
A pocas semanas de terminar el año y con un pronóstico de inflación que incluso podría terminar en 3,9%, Dinero habló con el gerente del Banco de la República, Juan José Echavarría, sobre la corrección en el índice de precios y otras preocupaciones de la economía nacional. Esta es la primera parte de la entrevista.
¿Qué tan preocupados se vieron que en la más reciente Junta tuvieron que acelerar el proceso de reducción de tasas?
La decisión de bajar tasas se tomó considerando las excelentes noticias recientes en materia de inflación. Ya no es solo alimentos. También se observó un muy buen comportamiento de vestuario, transporte, salud y vivienda. El equipo técnico del Banco encuentra altamente probable que a finales de año la inflación esté por debajo de 4% y que muy pronto, hacia marzo de 2018, logremos niveles menores a 3,5%. Ello facilitaría enormemente el regreso de la inflación a nuestra meta de largo plazo de 3%. Muy pocos analistas esperaban tan buenos resultados hace unos meses. Pero son pronósticos, y como tal son inciertos.
A estas alturas del partido, ¿daría parte de tranquilidad en el tema de inflación?
Aún no. Esperemos que finalice diciembre para corroborar el primer pronóstico (inflación inferior a 4%). Y en febrero y marzo tendremos más certeza sobre el comportamiento de la inflación en 2018.
¿Qué explica esa tendencia en materia de precios, no estará mostrando otros problemas por el lado de la producción?
Las buenas noticias en materia de inflación obedecen a que finalmente se están diluyendo los choques de oferta que padeció la economía en el pasado. La inflación de alimentos, causada por El Niño, pasó de una cifra anual de 15,7% en julio de 2016 a 0,2% en julio y a 2,5% en octubre de este año. De otra parte, la tasa de cambio ha estado en un nivel relativamente constante (devaluación nula) desde junio de 2016, luego de una devaluación cercana a 90% entre mediados de 2014 y 2016. Finalmente, esperamos que hacia febrero o marzo se diluya completamente el impacto inflacionario del mayor impuesto del IVA. Las expectativas de los agentes se reducen a medida que mejoran las cifras de inflación y ello también repercutirá en una menor inflación futura en muchos sectores.
La inflación también descendió gracias a las acciones de la Junta Directiva del Banco de la República, que elevó la tasa de interés desde 3,25% en abril de 2014 a 7,75% en diciembre de 2016. Esta acción fue necesaria debido a que aún no contamos con total credibilidad, lo cual desancla las expectativas, y a la inercia inflacionaria que aún caracteriza al país.
Es cierto que la economía se ha recuperado más lentamente de lo esperado, pero continuamos considerando que lo peor ya pasó. El crecimiento de este año oscilará probablemente entre 1,5% y 1,8%, y para el año entrante estaremos creciendo a una tasa de 2,7%. Ese es el pronóstico del equipo técnico del Banco, y también la cifra promedio estimada por los analistas. Persiste la pregunta: ¿cuándo regresaremos a nuestro crecimiento potencial, estimado por algunos en 3,3% - 3,5%? Y la pregunta aún más compleja: ¿cómo elevar ese crecimiento potencial?
No es claro por qué la economía no ha reaccionado con más fuerza a las variaciones recientes en el precio internacional del petróleo, desde niveles de US$30 a US$55 por barril. Pero ese efecto también se sentirá en el 2018. El mayor precio del petróleo producirá más crecimiento, mejorará la producción del sector petrolero y se sentirá con fuerza en las finanzas del Gobierno.
Ustedes siempre destacan en sus comunicados la inflación básica, que todavía está por encima del 4% y de hecho esa es una de las preocupaciones que tienen. ¿Qué tanto está pesando eso en la decisión? ¿Qué tanto esperan que se demore en bajar la inflación básica?
La Junta debe observar con especial cuidado aquellos precios “no flexibles”, y por ello el equipo técnico calcula diferentes indicadores de inflación básica. Algunos aún están en niveles altos, mayores a 4,5%, pero otros como la “inflación sin alimentos, combustibles y servicios públicos” (me gusta por sus características) ha venido descendiendo desde niveles cercanos a 7% en agosto de 2016 a 4,1% en noviembre de 2017. Como dije antes, las buenas noticias en materia de inflación se están dando en muchos sectores diferentes a alimentos.
Los analistas se quejan, porque dicen que ya no pueden predecir con certeza qué decisiones va a tomar la Junta. ¿Qué pasa?
Creo que en general los analistas han entendido bien nuestra tarea, y han acertado cuando predicen las decisiones de la Junta. Sin embargo, entiendo que en algunas ocasiones ello no ha sucedido. Yo tendría una lista de razones potenciales.
En primer lugar, no fue fácil interactuar con los analistas nacionales e internacionales en un comienzo, recién llegado yo como nuevo Gerente (en enero de 2017) y recién llegados dos nuevos miembros a la Junta (en los meses siguientes). En adelante, los analistas acertaron sobre nuestras decisiones. Yo anuncié en enero de 2017 que las tasas de interés bajarían, unas Juntas sí, otras no, dependiendo de la nueva información, y así ocurrió; y hace unos meses anuncié que reduciríamos 100 puntos en los próximos meses lo que en efecto pasó.
Continuamos bajando en las últimas dos Juntas, y varios analistas no incorporaron dichas rebajas en sus proyecciones. ¿Por qué ocurrieron esas nuevas rebajas? En esencia, como se dijo al comienzo, porque las noticias recientes en materia de inflación han sido sorprendentemente buenas y, más importante aún, porque las proyecciones del equipo técnico sobre el próximo futuro son muy favorables.
No siempre van a proyectar los analistas lo que hagamos, pues la economía colombiana es altamente volátil, sujeta a enormes choques, cuyo impacto es difícil de predecir en muchas ocasiones. Concretamente, ¿quién podía predecir hace unos meses que estaríamos en verdad por debajo del 4% a finales de 2017 y cerca de 3,4% en marzo de 2018 (esos son los pronósticos del equipo técnico)? Además, la Junta del Banco de la República está compuesta por siete miembros y cada uno de ellos pondera todo el tiempo la nueva información que traen esos choques, recapacitando sobre su decisión futura cuando la situación lo amerita.
Finalmente, aun cuando las acciones del banco central deben coincidir con lo que en promedio esperan los analistas, no veo ninguna razón para que ello suceda cada mes, en cada Junta. El banco central no debe seguir a los analistas sistemáticamente (se vuelven perezosos según un documento reciente del Banco de Pagos Internacionales, BIS) y creo que en promedio hemos interactuado bien. En la última Junta dije, nuevamente, que las tasas de interés probablemente continuarían bajando, con reducciones en algunas Juntas sí y en otras no.