A pesar de la estrategia implementada por el Gobierno para contrarrestar el hurto de teléfonos celulares, este delito no da tregua y en los primeros cuatro meses del año se contabilizaron unos 424.000 equipos robados.
Así lo reveló el más reciente informe de la Asociación de la Industria Móvil de Colombia (Asomóvil), en el cual se explica que cada dos minutos se roban un celular en el país, siendo Bogotá uno de los principales focos de este delito.
Estas cifras son preocupantes si se tiene en cuenta que el año pasado el Ministerio de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de Colombia (MinTIC) emprendió un decidido programa para reducir el número de robos.
“Vamos a atacar toda la cadena: al delincuente en la esquina, al que manipula y reprograma celulares hurtados o robados, al que los vende en el mercado interno, a quienes los sacan del país y a quienes se quedan con la utilidad”, prometió el ministro David Luna en su momento.
Por medio de esta estrategia, se buscaba que los usuarios registraran el código IMEI de sus equipos ante sus operadores. Este número es el equivalente a la cédula que tiene una persona para identificarse y en teoría no podría alterarse.
A pesar de estos esfuerzos, la asociación que congrega a tres de los operadores móviles más importantes del país como los son Claro, Tigo Une y Movistar, explica que aún queda mucho por hacer.
Lo complejo de esta situación es que los delincuentes están identificando la forma de vulnerar el software de los equipos robados, con lo cual pueden comercializarlos en el mercado negro o también enviarlos a otros países.
Y es que según cifras reveladas por el MinTIC, 7 de cada 10 celulares robados en el país son vendidos al exterior. Entre los principales destinos de estos dispositivos destaca Venezuela, en donde el precio de los artefactos tecnológicos ha alcanzado cifras récord debido a los sorprendentes niveles de inflación.
De continuar esta tendencia, según los expertos, Colombia cerrará el año con 1,2 millones de unidades hurtadas, generando así un impacto para la economía nacional de $1 billón.
El robo de celulares se ha convertido en uno de los delitos más recurrentes y también rentables de la última década en Colombia, dado que ese mercado ilegal ha movido al menos $830.000 millones al año.
Dentro de los resultados informados por el Ministerio TIC, se observó una reducción del 18% en equipos hurtados del año 2012 al año 2014. Sin embargo, entre el 2015 y 2016 el reporte de equipos hurtados aumentó en un 18,8% pasando de 1,09 a 1.3 millones. ¿Qué pasó con las acciones emprendidas por los distintos actores del sector?
Pues bien, Gutiérrez afirma que sí se ha hecho la tarea pues según ella los operadores móviles han seguido al pie de la letra la regulación de la Comisión de Regulación de Comunicaciones (CRC) y el MinTIC.
En este sentido afirma que en el 2016 se bloquearon más de 3,3 millones de equipos y en lo que va corrido de 2017 por lo menos 1,2 millones. Sin embargo, asegura que falta articulación de las entidades para mejorar estos indicadores.
El daño que genera la comercialización de teléfonos robados se suma a las pérdidas que genera el software ilegal en la industria tecnológica colombiana, según reveló una investigación de la organización The Software Alliance (BSA).
La investigación demostró que el valor comercial del software ilegal utilizado en Colombia asciende a US$281 millones. Lo peor de todo es que el porcentaje de software sin licencia instalado en las computadoras de los colombianos es del 50%, un tanto por debajo del promedio latinoamericano (55%).
