Dentro de poco se empezará a hablar de en cuánto quedará para el próximo año. La situación está complicada y, aunque cualquiera quisiera que subiera más de lo habitual, que el salario mínimo sea alto también es una gran desventaja. Conozca por qué.
Cuando una persona escucha la palabra “sueldo” o “salario” quizás lo que piensa inmediatamente es en una cantidad de dinero que le dan en efectivo o que es consignada en su cuenta y que le permitirá comprar las cosas que quiere y necesita. Eso también implica hacer una relación de todo lo que tuvieron que trabajar, las horas extras, las trasnochadas y demás situaciones complicadas que tuvieron que vivir para obtener ese sueldo.
“Lo importante es que se tiene trabajo”, pensarán muchos pues, aunque el sueldo no le alcance para todo lo que quisiera o siente que le pagan mal, las oportunidades laborales actualmente son escasas y se espera que para el próximo año, 2016, lo sean aún más. Recuerde que el sueldo es definido dependiendo de una serie de factores tanto económicos, del mercado laboral, de la empresa y también sobre sus habilidades y capacidades laborales.
¿Qué pasa con el salario mínimo?
Ya estamos a menos de un mes para que se empiece la discusión sobre en cuánto va a quedar el salario mínimo el próximo año. Edgardo Cayón Fallon Director Maestría en Administración - MBA Internacional del CESA señala que este salario “se define mediante una concertación de los gremios que representan a los empresarios (ejemplo: ANDI), gobierno (ministerio de Hacienda) y gremios sindicales de los trabajadores (Central Unitaria de Trabajadores-CUT). De acuerdo al ministerio de trabajo, el salario mínimo debe “garantizar el cubrimiento de las necesidades básicas como la alimentación, la salud, la vivienda y la educación””.
Entonces empiezan a jugar una serie de intereses y de situaciones para saber en cuánto debería estar y mientras unos quieren que suba más que la inflación (que es el aumento de precios), otros quieren que sea mucho más. “En la práctica el aumento siempre es un punto medio de las pretensiones de trabajadores y empresarios, y levemente por encima de la inflación”, explica Cayón.
El tema de la inflación se da porque, con el tiempo, usted se da cuenta que ya no puede comprar lo mismo con la misma cantidad de dinero. Por ejemplo, hace 5 años usted compraba 10 panes con $1.000. Hoy, probablemente tiene que poner casi $2.000 para comprar la misma cantidad.
Entonces, lo que sucede es que al hacer que el salario mínimo aumente de acuerdo con la inflación, usted va a recibir más dinero, pero que le permitirá seguir comprando lo mismo que antes venía comprando y que ahora está más caro.
Es por eso que también se tienen en cuenta unos factores económicos, como los señala Omar Cáceres, profesor asociado de la EAN: el Índice de precios, la meta de inflación del 2016, el incremento del PIB, la contribución de los salarios al ingreso nacional y la productividad de la economía.
No lo queremos complicar ni confundir dándole clases de economía, pero la idea es que se haga un panorama que no todo se da por cuestiones de corrupción o peleas entre sectores empresariales, laborales y políticos.
¿Es muy ‘mínimo’ nuestro actual salario mínimo?
Según datos que nos comparte el docente de la EAN, los salarios mínimos en Latinoamérica son: Panamá US$ 667, Costa Rica US$516 y Argentina US$433. Los de nivel intermedio son: Ecuador US$ 354, Honduras US$ 353 y Uruguay US$352. El de Colombia está en aproximadamente US$214. Pero hay otros países en los que también es bajo: Perú US$258, México US$ 129 Nicaragua U$S115. Todo esto, nuevamente, depende de las condiciones económicas de cada país.
“A pesar de que el monto del salario sea adecuado para Latinoamérica, existe el debate que el nivel de cobertura del mismo es de los más bajos de la región. Es decir, que mientras en Chile un trabajador con su salario mínimo cubre el 146% de la canasta básica en Colombia el trabajador solo alcanza con este salario cubrir el 49% de la canasta básica” señala el profesor del CESA.
Y aunque parezca una cifra un poco escandalosa, hay una razón para esto, como lo explica Omar Cáceres: “Las diferencias en el salario mínimo a nivel global invitan a reflexionar porque se dan estas. Y la respuesta apunta a que se debe considerar en el aumento salarial la productividad laboral, entendida esta como la producción realizada por un empleado”.
Esto es un término económico que lo que traduce es que las personas deben ser más productivas, es decir, generar más productos o servicios por una hora de trabajo, lo que se traduce en que la empresa venda más y, con ello, genere más ganancias para ofrecer mejores condiciones a sus empleados.
“Así las cosas, si el aumento del salario mínimo es mayor que el incremento de la productividad esto tendría un efecto negativo sobre el empleo: Se eliminarían puestos de trabajo, y remplazarían utilizando nuevas tecnología intensivas en capital. Su efecto neto sería una disminución del bienestar de los trabajadores. Si el incremento del salario mínimo es inferior a al aumento de la productividad, la demanda por bienes y servicios en la economía no aumentaría y habría menos producción”, explica el profesor Cáceres, de la EAN.
Entonces, todo el problema está en aumentar la productividad, lo cual se puede lograr a través de unas mejoras en la educación y en el desarrollo tecnológico, “Con lo cual se aumentaría el ingreso y la calidad de vida”, puntualiza Cáceres.
¿Y para el 2016?
Comprendiendo todo este panorama, según el profesor Edgardo Cayón Fallon, del CESA, “el aumento del salario mínimo probablemente estará 0.01% por encima de la inflación esperada del 6%, es decir 6,01%”; lo que se traduciría en un aumento de $683.000 aproximadamente, teóricamente (actualmente es de $644.350, para el 2015). Falta ver qué pase en los próximos meses y a discusión que se vaya a dar entre los distintos gremios que ya mencionamos.