Es frecuente oír que alguien es un ejecutivo brillante, un padre ausente y un esposo frío. ¿Cuántas personas armonizan su vida familiar y laboral?
Richard llegó derrumbado al consultorio de un terapeuta porque su esposa le dio este ultimátum: “o los dos niños y yo pasamos a ser tu prioridad o esta relación se acabó”.
En otras palabras, tenía ante sí el desplome de una linda relación que había descuidado por la obsesión de ascender en su trabajo y ganar y más dinero.
Afortunadamente, tomó conciencia, hizo cambios y salvó lo más valioso de su vida. También se da el triste hecho de que una mujer sea una talentosa ejecutiva, pero una madre inconsciente.
Un tercio de los trabajadores desatiende a sus seres amados debido a su adicción al trabajo, según un estudio de Regus, que sondeó a más de 16.000 personas en 80 países en 2012. Regus es el mayor proveedor mundial de soluciones y espacios de trabajo. ¿Cómo superar el funesto desbalance entre el hogar y el trabajo?
Según voceros de Regus “un mal manejo de la tecnología lleva a muchos a estar siempre conectados y sucumben a la tentación de revisar el correo electrónico y completar tareas pendientes. Se ha vuelto muy difícil desconectarse, descansar, estar con la familia y los amigos”.
Un trabajador compulsivo, ante todo, necesita aceptar su obsesión, silenciar su ego y organizar bien su escala de valores y prioridades.
Puede cambiar si abandona el prurito del perfeccionismo y las actitudes intransigentes que lo estresan y tensionan a los demás. Un adicto al trabajo debe buscar un buen coach y seguir un plan de acción y cambio.
Eso fue lo que hizo Richard, gracias al coaching cambió de trabajo, aprendió a relajarse, hoy practica yoga y está más tranquilo y feliz. Es una nueva persona y su esposa e hijos están felices.
Para Luciano, un empresario exitoso con el dinero, más no con la vida, la lección fue más dura. Ahora se recupera lentamente de un derrame cerebral al que lo llevaron sus ansias de poder y dinero.
A los seres humanos les encanta estrellarse para poder cambiar. Ya muy tarde, a los 56 años, Luciano está solo, sus tres hijos no lo quieren y su tercera pareja lo abandonó, no sin llevarse buena parte de su capital.
Balancear trabajo y vida familiar no es fácil, pero lo logras si pasas de vanas promesas a acciones eficaces. Eres sensato si sigues el ‘camino medio’ del budismo, es decir, huir de extremos perniciosos y desgastantes.
Cuando alguien decide cultivarse espiritualmente, reorganiza su vida y todo fluye sin graves altibajos y sin agudos problemas.
Siempre es oportuno el consejo de Albert Einstein: “busca ser una persona valiosa más que un ser exitoso”, porque es errado confundir el éxito con tener más o brillar más, que es lo que le fascina al ego. Ojalá no mueras de karoshi, muerte por exceso de trabajo, en japonés.
