Inventarios como activos no corrientes


Clasificar como un activo no corriente los inventarios que son mantenidos por largo tiempo es una práctica recurrente. Sin embargo, es necesario analizar si esta presentación es adecuada para los requerimientos del Estándar para Pymes. 

Para comprender si es posible que una entidad clasifique su inventario como activo no corriente es necesario remitirse a los requerimientos que presenta el Estándar para Pymes. Por una parte, el párrafo 4.5 de la sección 4 – Estado de situación financiera del Estándar para Pymes requiere que una entidad clasifique un activo como activo corriente cuando “espera realizarlo o tiene la intención de venderlo o consumirlo en su ciclo normal de operación” y el párrafo 4.6 de la misma sección señala que “cuando el ciclo normal de operación no sea claramente identificable, se supondrá que su duración es de doce meses”. 

De la lectura de lo anterior resulta claro que el Estándar para Pymes no especifica cómo cada entidad puede identificar su ciclo normal de operación y, por tanto, es recomendable, aunque no obligatorio, remitirse a la definición establecida en el Estándar Pleno. 

El Estándar Pleno, en el párrafo 68 de la NIC 1 – Presentación de estados financieros, señala que el ciclo normal de operaciones consiste en el tiempo que transcurre desde el momento en que la entidad adquiere inventarios hasta el momento en el cual recauda el producto de su venta, pasando por la producción, venta y recaudo de la cartera. 

En el mismo párrafo se lee que: 

“Los activos corrientes incluyen activos (tales como inventarios y deudores comerciales) que se venden, consumen o realizan, dentro del ciclo normal de la operación, incluso cuando no se espere su realización dentro del período de doce meses a partir de la fecha del período de presentación” 

En vista de lo anterior, se puede entender que: 
Los activos corrientes son activos que circulan, que se adquieren con la intención de realizarlos. 
Cada entidad debe definir cuál es su ciclo normal de operaciones, de acuerdo con la naturaleza de su actividad. Por ello es posible que algunas entidades no tengan un ciclo de operaciones limitado en el tiempo, especialmente las entidades comercializadoras y las de servicios de corta duración. De ahí que este ciclo puede ser muy corto en algunas entidades (por ejemplo, quienes venden o procesan productos perecederos) y muy largo en otras (por ejemplo, quienes fabrican y venden embarcaciones y aeronaves). 
“los inventarios son activos corrientes, pues su principal finalidad es ser vendidos o consumidos dentro del ciclo normal de operaciones que realiza la entidad”

Por su parte, la sección 13 – Inventarios del Estándar para Pymes define inventarios como “activos que se adquieren para ser vendidos en el ciclo normal de operaciones”. Según esta definición, los inventarios son activos corrientes, pues su principal finalidad es ser vendidos o consumidos dentro del ciclo normal de operaciones que realiza la entidad, y si se atiende lo dicho en el párrafo 68 de la NIC 1 deben ser clasificados como tal, así la entidad no espere realizarlos dentro de los siguientes 12 meses. 

Dicho esto, es muy poco probable que una entidad pueda demostrar desde el punto de vista conceptual y práctico que un inventario es un activo de largo plazo, pues en ese caso se desvirtúa uno de los principales hechos que deben evaluarse para su clasificación. 

Algunas industrias tales como las que fabrican aeronaves y embarcaciones tienen ciclos de operación bastante largos, a veces de varios períodos, por lo cual podría llegar a pensarse que los inventarios son activos no corrientes. Sin embargo, el hecho de que el ciclo de operaciones de la entidad sea extenso no es un motivo suficiente para clasificar los activos como inventario no corriente. Por el contrario, este hecho hace más fuerte aún la conclusión de que los inventarios son activos corrientes, aunque vayan a permanecer en la entidad por varios años. 
Comercializadores de bienes inmuebles 

Las entidades que se dedican al negocio inmobiliario deben llevar a cabo juicios importantes para clasificar los bienes inmuebles que se negocian por cuenta propia, dado que este tipo de operaciones puede dar lugar al reconocimiento de inventarios o de propiedades de inversión. La clasificación de los bienes inmuebles adquiridos en una de estas dos categorías depende específicamente de la gestión que le entidad haga sobre dichos bienes. 

Si la entidad los adquiere con la finalidad de mantenerlos durante un período de tiempo considerable, esperando obtener ganancias significativas por la valorización de los bienes, entonces debe clasificarlos como propiedades de inversión y medirlos a valor razonable con efecto en resultados. 

Si la entidad los adquiere con la finalidad de venderlos y ganarse una diferencia en precios, debe clasificarlos como inventarios y medirlos al costo, aplazando el reconocimiento de cualquier utilidad hasta el momento en el cual se realice la venta. 
Importancia de la clasificación corriente/no corriente 

La separación entre activos y pasivos corrientes y no corrientes permite a los usuarios de los estados financieros predecir el comportamiento futuro de la entidad, principalmente en términos de liquidez y capacidad para generar flujos de efectivo futuros. 

Es importante tener en cuenta que los mismos criterios deben utilizarse para clasificar los activos y los pasivos como corrientes y no corrientes. Por ejemplo, si la entidad considera que su ciclo normal de operaciones es de 2 años, los pasivos que vayan a ser liquidados en un tiempo menor a ese deben clasificarse como pasivos corrientes, al igual que los activos que pretendan ser realizados en un tiempo menor al mencionado.


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