La montaña rusa cambiaria


¿Por qué el dólar ha retomado su rumbo alcista? La volatilidad y el nivel de la tasa da cambio merecen un mayor análisis. La gran inquietud por el comportamiento de la tasa de cambio es que ello no indique una repetición de las dificultades financieras de 1998.


Los vaivenes del dólar tienen a todos los empresarios de infarto. Pero ya no es solo la volatilidad sino también el nivel que alcanza su cotización. En los momentos en que se escribe este editorial se aproximaba al tope máximo alcanzado a comienzos de este año, de $2.677, después de haber bajado a los niveles de $2.400 por un tiempo y los de $2.500 otro tanto. Hasta ahora, los analistas habían visto la cifra cercana a $2.700 como un overshooting (sobrerreacción) de la tasa de cambio, tal y como lo explicaban los investigadores Hernando José Gómez, Jonathan Malagón y Carlos Ruiz en el estudio Colombia frente a una destorcida en los precios del petróleo.

Es más, el Banco de la República manifestó encontrarse tranquilo con la evolución de la tasa de cambio. Esta tranquilidad se evidenció al mantener las tasas inalteradas durante todos estos meses y pronosticar que el pass through –es decir, el impacto de la devaluación sobre la inflación– iba a ser bajo y que la inflación comenzaría a ceder y converger hacia el rango meta del Emisor. Efectivamente, en junio la variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) fue de 0,10%, tasa superior en solo 0,01 puntos porcentuales a la registrada en junio de 2014, que fue de 0,09%. Así, en el primer semestre del año los precios al consumidor acumularon una variación de 3,33%, tasa superior en 0,76 puntos porcentuales a la registrada para igual periodo del año 2014 (2,57%). Buenas noticias, ya que de continuar esa tendencia, el Banco no tendrá motivos para subir tasas.

Así mismo, en las últimas semanas Ecopetrol colocó US$1.500 millones, lo que demuestra que los mercados están aún abiertos para el país. Por otra parte, la semana pasada las reuniones de la Reserva Federal de Estados Unidos no presentaron ninguna variación en la apreciación del mercado de cuándo se vayan a subir las tasas de interés: sigue siendo en algún momento entre septiembre y diciembre. El miedo es, sin embargo, como lo dijo Guillermo Calvo de la Universidad de Columbia, que se repitan las dificultades financieras de 1998 y no las de 2008, cuando los flujos a países emergentes no se vieron afectados.

Entonces, ¿qué pasó en las últimas semanas para que el dólar retomara su rumbo alcista? Es difícil apuntar hacia un sitio específico, pero hay una suma de hechos que explicarían este cambio de tendencia.

Por un lado está el deterioro económico de Brasil, el cual fue mayor al anticipado por analistas de mercado. Esto crearía un efecto contagio sobre los inversionistas en mercados emergentes que los lleve a invertir menos en Colombia, especialmente después de que el año pasado invirtieron US$9.000 millones adicionales por cuenta del aumento en la participación de Colombia en el índice de mercados emergentes de JP Morgan. Al respecto, es bueno recordar que las inversiones en Colombia registraron uno de los peores desempeños a nivel mundial.

El precio y la producción de crudo tampoco han ayudado. No solo los atentados han reducido la capacidad exportadora de Ecopetrol, sino que la caída adicional del precio del petróleo, del cual las finanzas públicas se han vuelto adictas, puede volverse permanente otra vez en la medida en que Irán e Iraq aumenten su producción y que la reciente caída en la bolsa china, que borró trillones de dólares de activos, no sea una antesala a una reducción adicional en el crecimiento de la región, lo que obviamente empujaría hacia abajo el precio de las materias primas de manera adicional.

La caída de los precios del crudo y de otras materias primas ha hecho que a su vez la inversión extranjera en estos sectores haya bajado significativamente, pues Colombia produce hoy principalmente crudos pesados, que exigen mayores niveles de precio para que los proyectos sean rentables. Por esta razón, el ministro de Minas y Energía, Tomás González, anunció su deseo de revivir la famosa deducción tributaria para la inversión en activos fijos. Esto en un momento en que el sistema tributario colombiano ha llegado a su nivel más opresivo para las industrias, a la vez que Colombia tiene su economía más abierta que nunca gracias a los TLC. No está de más recordar que este fue un esquema para la promoción de la inversión desarrollado en el gobierno de Uribe.

Quizá todos estos factores confluyeron para que el anuncio del déficit de cuenta corriente de 7% para el primer trimestre tuviera una profunda repercusión en el ánimo de los mercados. Sin embargo, muchos economistas creen, como lo afirmó Leonardo Villar, director de Fedesarrollo en la Convención Bancaria de Cartagena, que el Gobierno y el sector privado tienen margen de maniobra, a través de una adecuada mezcla de endeudamiento estatal y privado así como de inversión. De esta forma, la cuenta corriente no se financiará de una manera traumática. No obstante, el problema grave será el año entrante. La pregunta que queda en el aire es si las autoridades están preparadas para enfrentar ese choque en 2016. Esa historia aún está pendiente de contar.
 

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