La reciente alerta de la DIAN sobre más de 3.000 sociedades que habrían declarado por debajo de la tasa mínima de tributación encendió una señal urgente para empresarios y contadores. Este hallazgo no solo implica una mayor vigilancia, sino un cambio profundo en la forma en que las organizaciones deben analizar su carga fiscal, documentar beneficios, soportar deducciones y anticipar riesgos sancionatorios. La entidad está cruzando información en tiempo real, aplicando analítica de datos y preparando requerimientos masivos para cerrar brechas en el cumplimiento. No se trata únicamente de evitar sanciones: es garantizar que la estructura financiera y contable de cada empresa pueda resistir revisión técnica, normativa y operativa. En este contexto, acompañamiento experto, control interno y automatización se vuelven indispensables para cumplir con transparencia y tranquilidad. Si tu empresa podría estar en riesgo, este análisis te dará claridad y un camino seguro.
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La DIAN anunció recientemente que más de 3.000 sociedades habrían declarado por debajo de la tasa mínima de tributación, un indicador que revela errores, omisiones o interpretaciones incorrectas de la normativa vigente. Esta situación abre la puerta a fiscalizaciones selectivas, revisiones masivas y posibles sanciones que pueden afectar seriamente la estabilidad financiera y reputacional de las empresas. En un entorno donde la analítica fiscal avanza más rápido que los sistemas internos de muchas organizaciones, comprender la normativa, evaluar el riesgo y corregir a tiempo se convierte en una prioridad estratégica. Desde Mi Contabilidad acompañamos a empresarios que hoy sienten incertidumbre ante esta alerta, recordando siempre que la contabilidad no es solo números, es la base para decisiones sólidas y sostenibles.
La confirmación por parte de la DIAN de que más de 3.000 sociedades habrían declarado por debajo de la tasa mínima de tributación es una señal clara de que el ecosistema tributario colombiano se está moviendo hacia una supervisión más estricta, basada en tecnología, cruces de información y modelos predictivos. Aunque la noticia generó inquietud, también representa una oportunidad para que empresas y contadores revisen sus procesos, fortalezcan su documentación y ajusten sus declaraciones antes de que la autoridad fiscal avance a etapas más profundas de fiscalización.
El concepto de tasa mínima no es nuevo, pero su aplicación práctica se ha vuelto más estricta desde la última reforma tributaria. Esta tasa actúa como un piso que busca garantizar que las sociedades contribuyan equitativamente, incluso si tienen beneficios tributarios, deducciones o estructuras societarias que disminuyen su impuesto a cargo. El problema surge cuando estas reducciones no están suficientemente soportadas, cuando se aplican beneficios no procedentes o cuando no se realiza el cálculo adecuado del impuesto depurado.
Muchos empresarios no dimensionan que, aunque su declaración parezca correcta a primera vista, la DIAN hoy identifica inconsistencias al comparar información de nómina electrónica, facturación, declaraciones de terceros, movimientos bancarios, información exógena y datos sectoriales. Esto significa que el margen de error se reduce, y la probabilidad de recibir un requerimiento previo, un emplazamiento o una liquidación oficial aumenta significativamente.
Desde nuestra experiencia, una parte importante de las inconsistencias tributarias no proviene de mala fe, sino de vacíos en la interpretación de la norma, desconocimiento de los ajustes obligatorios, software contables desactualizados o la falta de conciliación entre NIIF y fiscal. Aquí es donde los contadores y revisores fiscales enfrentan uno de los mayores retos: mantener actualizados los criterios técnicos mientras responden al ritmo operativo de las empresas.
Cuando la DIAN afirma que más de 3.000 sociedades declararon por debajo de la tasa mínima, está revelando un síntoma: el tejido empresarial sigue teniendo debilidades en su estructura de cumplimiento. Para algunas empresas esto será un simple llamado de alerta; para otras, un riesgo que podría traducirse en sanciones que comprometen liquidez. La entidad, además, ha reforzado la trazabilidad documental, lo que significa que cualquier deducción, beneficio, renta exenta o descuento deberá estar soportado con precisión y oportunidad.
En otros países, como Chile, México o España, el concepto de tributación mínima también existe y ha mostrado resultados mixtos. Mientras reduce la evasión, también aumenta la presión administrativa sobre pequeñas y medianas empresas que no cuentan con asesoría especializada. En Colombia, esta presión recae fuertemente sobre sectores con márgenes variables o fluctuaciones estacionales. Lo importante no es si se declara por encima o por debajo de la media sectorial, sino si se puede demostrar cada cifra ante un requerimiento.
Para ilustrarlo, consideremos el caso típico de una pyme que aplica beneficios por contratación de jóvenes, deducciones por ciencia y tecnología o descuentos por impuestos pagados en el exterior. Muchos de estos beneficios requieren certificaciones, resoluciones, informes técnicos y conciliaciones detalladas. Si cualquiera de estos soportes falta, la tasa mínima vuelve a aplicarse y la empresa queda expuesta. Otro ejemplo frecuente es la deducción de nómina cuando los datos no coinciden con la nómina electrónica o cuando la UGPP encuentra inconsistencias en los aportes, lo cual genera un ajuste que afecta directamente el cálculo del impuesto de renta.
El impacto de esta situación también se refleja en la banca, los inversionistas y los proveedores que analizan la salud financiera de una empresa. Una fiscalización abierta puede afectar la reputación corporativa y generar preguntas sobre la fiabilidad de su información financiera. Por eso, parte del trabajo que hacemos en Mi Contabilidad consiste en revisar integralmente los estados financieros, conciliaciones tributarias, políticas contables y sistemas de control interno para asegurar que la empresa esté blindada ante auditorías externas o visitas de la DIAN.
Un elemento fundamental en este proceso es la integración tecnológica. Julio César Moreno Duque, experto en automatización y productividad, ha demostrado que las empresas que adoptan flujos automatizados para conciliación, reportería estructurada y análisis tributario tienen un nivel de precisión superior y reducen en más del 70 % sus riesgos de fiscalización. La transformación digital no es una moda: es la única forma de alinear la velocidad empresarial con la velocidad regulatoria. Cuando los datos fluyen correctamente, las decisiones tributarias se toman con seguridad y oportunidad.
En varias ocasiones hemos acompañado empresas que, tras recibir un requerimiento por presunta declaración inferior a la tasa mínima, logran demostrar que su cálculo fue preciso gracias a una conciliación tributaria bien elaborada y soportes sólidos organizados de forma cronológica, digital y trazable. Sin embargo, también hemos visto casos donde la ausencia de documentación llevó a sanciones que pudieron evitarse con una revisión preventiva. Aquí surge uno de los elementos clave de nuestra metodología: la auditoría preventiva tributaria, que permite identificar riesgos antes de que la DIAN lo haga.
Este acompañamiento se vuelve esencial cuando recordamos que construyendo un mundo nuevo; trabajando inteligente para el ingreso de nuestros clientes a la nueva era contable y tributaria, la automatización se convierte en aliada y no en amenaza. El error humano es cada vez menos tolerado en los modelos analíticos de la DIAN, y las empresas deben responder con procesos robustos y sostenibles.
Para los empresarios que hoy sienten inquietud, es importante aclarar que recibir una alerta o identificar un posible cálculo por debajo de la tasa mínima no significa automáticamente una sanción. Lo que sí implica es la necesidad de actuar rápidamente, revisar la declaración, corregirla si corresponde, preparar soportes o solicitar acompañamiento experto. Una microllamada a la acción necesaria en este momento es revisar la conciliación tributaria y los ajustes fiscales aplicados en la última declaración: un diagnóstico temprano evita sanciones futuras.
También es válido preguntarse si la empresa cuenta con un sistema de gestión documental tributaria o si todo se maneja en carpetas dispersas, correos electrónicos o soportes sin uniformidad. Este desorden es uno de los factores que más sanciones produce durante las revisiones. Aquí radica otra microllamada a la acción: organizar desde ya la trazabilidad de todos los soportes fiscales asociados al cálculo del impuesto.
Desde Mi Contabilidad ofrecemos una primera revisión sin riesgo para identificar inconsistencias en la tasa mínima de tributación, sin compromisos y con absoluta confidencialidad. Además, brindamos una segunda oferta sin riesgo: una evaluación del impacto que tendría una fiscalización sobre la estructura financiera de la empresa, incluyendo recomendaciones prácticas alineadas con NIIF, UGPP y normativa tributaria vigente.
Nuestro compromiso es acompañar a los empresarios con claridad, transparencia y un enfoque integral que mezcla experiencia técnica, automatización y estrategia. Estamos convencidos de que la tranquilidad tributaria no se improvisa; se construye con disciplina, conocimiento y sistemas que trabajen a favor del cumplimiento.
Si hoy solucionas este problema con nosotros, seguiremos acompañándote para que no vuelva a ocurrir.
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