La fortuna favorece al emprendedor audaz

Los emprendedores que juegan a la segura por temor al fracaso son quienes simplemente nunca parecen ser tan afortunados como los que corren riesgos.

Las empresas y los emprendedores que son considerados generalmente más afortunados que otros por lo regular son los que están dispuestos a aprovechar las oportunidades y experimentar con nuevos enfoques; y fracasar a menudo.

Cuando yo era niño, mi madre me dijo que perdería todas las oportunidades que no aprovechara. Sus palabras no las comprendí por completo en ese entonces, pero, después de casi 50 años en los negocios, he llegado a entender por completo lo que ella quería decir: No puedes confiar en la suerte, pero, por otra parte, la fortuna favorece a los audaces.
Creo que eso a lo que la gente se refiere como “suerte” es uno de los factores más incomprendidos y menospreciados en la vida. Las empresas y los emprendedores que son considerados generalmente más afortunados que otros por lo regular son los que están dispuestos a aprovechar las oportunidades y experimentar con nuevos enfoques; y fracasar a menudo.
Cuando estaba viendo la ronda final del campeonato de golf British Open por televisión hace un tiempo, uno de los líderes sacó de un golpe su pelota de una trampa de arena profunda. Su tiro fue demasiado alto, pero la bola golpeó la parte superior del palo de la bandera y, asombrosamente, cayó directo en el hoyo. “¡Oh, Dios mío, qué tiro tan afortunado!”, exclamó uno de los comentaristas de televisión.
Otro, un campeón estadounidense retirado, según recuerdo, respondió de inmediato: “¿Afortunado? ¿Qué quieres decir con ‘afortunado’? ¿Sabes cuántos miles de horas pasamos todos practicando tiros como ése? Estaba tratando de ponerla en el hoyo y lo consiguió. ¡Permíteme decirte que él trabajó muy duro y mucho tiempo para tener esa suerte!”
Como he escrito en esta columna antes, el mismo sentimiento fue expresado más elocuentemente alguna vez por Gary Player, uno de los grandes golfistas de todos los tiempos, quien declaró, como todo mundo sabe: “Entre más practico, más afortunado me vuelvo”.
Como ese golfista en el British Open, yo también he sido acusado de ser meramente afortunado cuando se trata de negocios. Sin embargo, yo, también, creo que mucho trabajo muy duro ha desempeñado un papel importante en cualquier suerte con que me haya topado. Si uno lo intenta una y otra y otra vez, eventualmente tendrá suerte.
Debo admitir que en ocasiones paso apuros para determinar dónde termina la coincidencia y empieza la buena suerte, o cómo simplemente estar en el lugar correcto en el momento correcto puede favorecerle a uno tan drásticamente en la vida.
Sin embargo, una cosa que está clara es que los emprendedores que juegan a la segura por temor al fracaso son quienes simplemente nunca parecen ser tan afortunados como los que corren riesgos.
¿Esto es una coincidencia? No lo creo.
No obstante, una enorme mayoría de personas parece ver sus probabilidades de “tener suerte” en los negocios en la misma forma en que ven la probabilidad de ser alcanzadas por un rayo: piensan que no tienen ningún control.
Bueno, eso no pudiera estar más alejado de la realidad; cualquiera que haga un esfuerzo en cualquier cosa que espere lograr puede mejorar seriamente, y lo hará, sus posibilidades de tener éxito. Cuando la gente invoca a la suerte, a menudo menciono una coincidencia que tuvo una enorme relevancia en el éxito de Virgin.
En los años 70, para nuestra sorpresa y deleite, el primer álbum de Virgin Records, “Tubular Bells” de Mike Oldfield, se había convertido en un enorme éxito en el Reino Unido, pero seguíamos tratando de conseguir a alguien que lo distribuyera en Estados Unidos.
Yo intenté e intenté, pero simplemente no pude convencer al legendario jefe de Atlantic Records, Ahmet Ertegun, de que un álbum totalmente instrumental se vendería en Norteamérica. Simplemente no lo comprendía.
Un día, casualmente resultó que Ahmet lo estaba reproduciendo en su oficina, y entró el director cinematográfico William Friedkin, quien estaba buscando música para una película que tenía en proceso. Friedkin escuchó “Tubular Bells”, le encantó y eso fue todo: Él consiguió su pista de fondo y nosotros nuestro acuerdo en Estados Unidos con Atlantic Records. (La película en que Friedkin estaba trabajando, por supuesto, fue la exitosa The Exorcist.
Llámenlo suerte si quieren, pero yo pasé mucho tiempo rogándole a Ahmet sobre esta música. Si él no hubiera estado lo suficientemente intrigado para escuchar el álbum una vez más, Friedkin no lo habría oído en ese momento crucial.
Recuerden: Todos podemos forjarnos nuestra propia suerte haciendo más fácil que la suerte tenga un papel en nuestras vidas. Sí, la suerte es poco fiable, pero una apuesta bien puede valer la recompensa.

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