La Ley 2437 de 2024 convierte en permanentes varias disposiciones que habían sido transitorias dentro del régimen de insolvencia empresarial en Colombia. Aunque la norma fortalece la continuidad operativa y la protección del tejido empresarial, surge una inquietud crítica: ¿qué ocurre con los beneficios tributarios que apoyaban la recuperación financiera de compañías en reorganización? En este análisis, te explico cómo queda el panorama para empresarios, representantes legales, contadores y revisores fiscales al enfrentar procesos de insolvencia sin el respaldo pleno de los incentivos fiscales que antes aliviaban cargas en momentos de fragilidad económica. También evalúo su impacto en flujo de caja, riesgos frente a DIAN y UGPP, y oportunidades para evitar sanciones mientras se preserva la operación. Además, reviso cómo Mi Contabilidad acompaña la transición con diagnósticos, automatización y control. Una lectura esencial para 2025.
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La entrada en vigor de la Ley 2437 de 2024 generó alivio y preocupación al mismo tiempo dentro del ecosistema empresarial colombiano. Por un lado, que se vuelvan permanentes varias medidas de insolvencia representa estabilidad normativa; pero por otro, la ausencia de continuidad en ciertos beneficios tributarios despierta dudas sobre el verdadero impacto en la caja de las empresas que aún atraviesan reorganizaciones complejas. En un entorno donde cada peso cuenta, entender qué cambió y qué no es fundamental para evitar decisiones imprecisas que puedan comprometer la viabilidad futura. Como contadora, he visto cómo la información incompleta puede llevar a errores costosos. Por eso, hoy te explico el alcance real de esta ley y cómo prepararte. La contabilidad no es solo números, es la base para decisiones sólidas y sostenibles.
La Ley 2437 de 2024 marca un hito en la transición normativa posterior a la emergencia económica generada por la pandemia y los retos acumulados que enfrentan miles de empresas colombianas desde entonces. Su objetivo principal es convertir en permanentes varias reglas relacionadas con procesos de insolvencia, brindando continuidad a mecanismos que demostraron ser funcionales para preservar la empresa como unidad productiva y proteger el empleo. Sin embargo, una lectura técnica revela que, aunque se perpetúan ciertos instrumentos procedimentales y de protección, los beneficios tributarios no recibieron la misma suerte. Esto abre una brecha importante entre estabilidad jurídica y capacidad financiera, especialmente para micro, pequeñas y medianas empresas que dependen de incentivos para sostener periodos prolongados de reorganización.
Desde la perspectiva contable y fiscal, la desaparición de beneficios tributarios temporales implica que las empresas deben reorganizar su planeación impositiva y su estrategia financiera con mayor rigor. En años anteriores, disposiciones transitorias habían suavizado obligaciones como sanciones, intereses o cargas derivadas de acuerdos de pago asociados a procesos concursales. Hoy, su eliminación devuelve a los empresarios a un marco más estricto, en el que la DIAN mantiene sus facultades de cobro y fiscalización sin alivios extraordinarios, y la UGPP continúa evaluando la correcta determinación de aportes y retenciones con criterios más cerrados. Para quienes estaban acostumbrados a un margen de maniobra, el cambio puede sentirse abrupto.
Una de las causas principales de esta preocupación es la diferencia entre permanencia procedimental y permanencia económica. La Ley 2437 de 2024 sí conserva mecanismos como la agilización de acuerdos, ciertos ajustes en términos de negociación y disposiciones que buscan garantizar transparencia y continuidad operativa. Pero no mantiene beneficios tributarios que habían sido diseñados para mitigar el impacto directo en la caja de las empresas. Y cuando analizamos la insolvencia, la caja es la variable que define la sobrevivencia. Como contadora pública he acompañado empresas en etapas donde una mala proyección de impuestos puede ser la diferencia entre cumplir un acuerdo o incumplirlo, lo que a su vez activa responsabilidades del representante legal y del revisor fiscal.
En el ámbito internacional, la mayoría de sistemas de insolvencia incorporan incentivos fiscales medidos y condicionados, precisamente para facilitar la recuperación. Países como España, Chile o Estados Unidos mantienen figuras que permiten alivios temporales en intereses, recargos o tributación sobre ciertos tipos de ingresos derivados de negociaciones. Colombia, al optar por no extender estos beneficios, queda en una posición menos competitiva para la reactivación. Si bien se protege la estructura del proceso concursal, se deja desprovista la columna fiscal que permite a las empresas respirar durante la recuperación. En comparación, nuestro modelo queda robusto en términos legales, pero débil en términos tributarios.
A nivel práctico, esto significa que la empresa en insolvencia debe operar con especial precisión contable. Ya no puede asumir que recibirá tratamiento preferencial. Debe vigilar cada provisión, cada impuesto diferido, cada obligación de retención y cada impacto de la nómina en materia de aportes a seguridad social. La UGPP, que se ha mantenido firme en sus procesos de fiscalización, continúa exigiendo exactitud en la autoliquidación. Y como sabemos, la falta de liquidez no es causal de exoneración. He visto empresas que, por mala planeación, se enfrentan a requerimientos que ponen en riesgo todo el avance logrado ante sus acreedores. Por eso, una acompañamiento técnico oportuno es más urgente que nunca.
En este contexto, Mi Contabilidad se convierte en un aliado estratégico para quienes necesitan navegar el escenario posterior a la Ley 2437. Nuestro enfoque no se limita a cumplir con las obligaciones formales, sino que integra proyección financiera, diagnóstico preventivo y un análisis tributario detallado para anticipar riesgos que, sin los antiguos beneficios, podrían convertirse en sanciones. Además, contamos con el respaldo tecnológico de Julio César Moreno Duque, quien ha desarrollado soluciones de automatización que permiten monitorear indicadores clave en tiempo real, anticipar desviaciones en el flujo de caja y mejorar el control interno. Construyendo un mundo nuevo; trabajando inteligente para el ingreso de nuestros clientes a la nueva era contable y tributaria.
En un caso reciente que acompañamos, una empresa en reorganización no advirtió el impacto del retorno a la tributación tradicional en la retención en la fuente sobre pagos diferidos. El error proyectaba un desfase de más del 18 % en su flujo mensual. Con un sistema automatizado de alertas y nuestra revisión fiscal, ajustamos la estructura de pagos, evitaron sanciones y mantuvieron la viabilidad del acuerdo. Sin ese acompañamiento, el incumplimiento habría sido inevitable. Este tipo de ejemplos son cada vez más comunes con la entrada en vigencia de la Ley 2437, porque muchos empresarios aún creen que la permanencia normativa incluye alivios tributarios, y no es así.
Otra situación frecuente ocurre cuando los directivos interpretan que, por estar en insolvencia, tienen cierta protección automática frente a DIAN o UGPP. En realidad, ambas entidades continúan sus facultades de fiscalización, y la ley no interrumpe ni suspende de manera generalizada los procesos administrativos sancionatorios. Es aquí donde la gestión documental, el archivo contable y la trazabilidad financiera se vuelven esenciales. Las empresas que no integran tecnología, conciliación bancaria automatizada, registros electrónicos y control de tiempos suelen caer en errores que pueden evitarse. Una sola inconsistencia puede convertirse en un requerimiento que afecte la continuidad.
El acompañamiento tecnológico es vital porque la sobrevivencia empresarial hoy depende de decisiones basadas en datos. Con los sistemas integrados que implementamos desde Mi Contabilidad y Todo En Uno NET, el empresario puede ver su posición fiscal consolidada, estimación de impuestos futuros y análisis de escenarios hipotéticos para evitar sorpresas en la caja. Esta capacidad predictiva es esencial cuando los beneficios tributarios desaparecen y cada decisión debe ser evaluada en términos de impacto inmediato y futuro. Además, la documentación digital disminuye riesgos ante inspecciones y certifica la consistencia del soporte probatorio.
Es importante recordar que la insolvencia no es un castigo, sino una herramienta de reorganización. Sin embargo, mal gestionada puede destruir la credibilidad de la empresa frente a acreedores y autoridades. Por eso, siempre recomiendo un diagnóstico previo a la presentación de cualquier solicitud ante Supersociedades, incluso si el proceso ya está en marcha. Este diagnóstico incluye evaluación tributaria, laboral, financiera y de riesgos de control interno. Muchas veces, los errores fiscales acumulados antes de la insolvencia son los que comprometen la posibilidad de cumplir un acuerdo. Y ahora que los beneficios tributarios no están disponibles, el margen de error es mínimo.
En este proceso, las microllamadas a la acción son esenciales. Si tu empresa está en reorganización o ves señales tempranas de insolvencia, no esperes a que los intereses y sanciones se acumulen. Busca acompañamiento especializado para ajustar tus proyecciones tributarias antes de que sea tarde. Mi Contabilidad ofrece una revisión inicial sin riesgo, donde analizamos tu situación actual y te mostramos los puntos críticos que podrían afectar el cumplimiento de tus acuerdos. Este es el primer paso para evitar errores que pueden tener consecuencias irreversibles.
La segunda oferta sin riesgo consiste en una simulación de impacto tributario bajo escenarios con y sin beneficios, con el fin de que el empresario comprenda claramente la diferencia entre operar bajo las condiciones actuales y las condiciones previas. Esta simulación es clave porque muchos siguen tomando decisiones basadas en beneficios que ya no existen. Ese desajuste conceptual puede costar meses de trabajo y afectar seriamente la relación con los acreedores. Nuestro objetivo es evitar que eso ocurra, brindando claridad y herramientas de gestión avanzadas.
Como profesionales, debemos acompañar a empresarios y contadores para que comprendan que el marco actual exige mayor disciplina, mayor transparencia y mejor tecnología. La Ley 2437 de 2024 estabiliza procesos, pero obliga a redoblar esfuerzos en la gestión tributaria. Y aunque la ausencia de beneficios puede sentirse como un retroceso, también abre la puerta a fortalecer la cultura del cumplimiento y a adoptar modelos de gestión más digitales, más eficientes y más predecibles. Esa es la verdadera transformación que Colombia necesita.
Si hoy solucionas este problema con nosotros, seguiremos acompañándote para que no vuelva a ocurrir.
