Las presiones sobre los precios siguen consternando a los bancos centrales de la región, que luchan para controlar el IPC
Brayan Xavier Becerra
La reactivación económica tras la pandemia trajo consigo uno de los principales desafíos para los mercados globales en este año, que es la inflación. Las presiones sobre los precios se agravaron por la guerra en Ucrania, la crisis en las cadenas de suministros y los confinamientos en China por nuevas propagaciones del covid-19.
Aunque la inflación ha sido un fenómeno generalizado en todo el continente y en el mundo, algunos la han padecido más que otros. Pero la mayoría presenta inflaciones no vistas desde hace varias décadas.
A su vez, los bancos centrales han intentado reaccionar y comenzaron a acelerar las alzas de las tasas de interés, pero se enfrentan al dilema de no afectar el crecimiento económico que aún está en recuperación. La estanflación, que es el estancamiento económico a la vez que persiste el alza de los precios y el aumento del desempleo es el mayor temor de los economistas.
La semana pasada se conoció que la inflación de abril en EE.UU. fue de 8,3%. Aunque estuvo por debajo del registro de marzo, de 8,5%, se mantiene cerca de máximos de hace casi 40 años. Fue la primera vez que el dato de inflación anual estadounidense muestra un descenso, luego de siete meses consecutivos al alza. Sin embargo, superó las expectativas de los inversionistas, por lo que muchos prevén que la Reserva Federal podría endurecer más agresivamente su política monetaria y afectar el crecimiento.
“Las probabilidades de una recesión se han venido elevando en EE.UU. porque este año no hay estímulos, se están subiendo tasas, porque la alta inflación genera un menor consumo, porque China también entraría en recesión en segundo trimestre por estar confinados y porque Europa también tendrá un menor crecimiento al estar en pleno conflicto geopolítico en Ucrania”, asegura Juan David Ballén, director de Análisis y Estrategia de Casa de Bolsa.
Aún así también existe la posibilidad de que la alta inflación pueda estar llegando a un pico, en Estados Unidos. “Podemos estar cerca de un techo, sobre todo con estos problemas recientes de una desaceleración de la economía. Sin embargo, el riesgo sigue siendo que la inflación suba por temas de oferta. La política de ‘cero covid’ de China y tener cerrado el puerto de Shanghái puede generar que los costos de producción sigan al alza”, explica el economista principal de Scotiabank Colpatria, Sergio Olarte.
En el caso de América Latina, el Banco Mundial (BM) alertó recientemente que la inflación oscila en torno a 7%, lo que podría despertar el temor de que los contratos salariales incluyan cláusulas inflacionarias que deriven en una espiral de precios de difícil contención.
En abril de este año, las economías latinoamericanas que se apuntaron las inflaciones más altas fueron Venezuela (222,3%), Argentina (58%), Brasil (12,3%), Chile (10,5%) y Uruguay (9,37%). Colombia ocupa la sexta posición en este ranking con un IPC anual de 9,23%.
Paradójicamente, aunque Venezuela sigue teniendo una hiperinflación por la crisis económica que vive desde hace varios años, allí se está viendo un efecto contrario. La inflación viene disminuyendo y se empezaron a registrar tasas mensuales de solo una cifra.
El fenómeno se explica por una dolarización informal que se está viendo en ese país y por un leve repunte en la economía para este año. Para los demás países de la región, los bancos centrales ya empezaron a actuar para controlar los precios.
“Los países emergentes han subido las tasas mucho antes, más rápido y en una magnitud superior que los bancos desarrollados. Hay un gran diferencial. Los ciclos dependen del país que se analice, pero continuarán mientras la inflación siga subiendo”, agrega Ballén de Casa de Bolsa.
El techo para la inflación de las economías de la región también varía según el país, pero en términos generales, se espera que llegue en el tercer trimestre del año, de acuerdo con las perspectivas de Catalina Correal, analista macro de Alianza Valores. “Para Colombia esperamos que sea en junio. Sin embargo, hay un alto grado de incertidumbre que ha hecho que en los últimos meses los datos de inflación sean superiores a lo esperado por los analistas. Es por eso que si sigue habiendo estos choques inesperados que afecten el precio de los alimentos o de los costos energéticos el pico se podría postergar unos meses más” asegura la analista Catalina Correal.