Informe del Banco Mundial señala que persisten diferencias en cómo son tratadas bajo la ley.
Aunque en derechos de mujeres que han sido madres ha habido varios avances, el informe resalta la necesidad de más reformas urgentes.
La brecha entre mujeres y hombres cada vez se ha ido cerrando más y más; sin embargo, la diferencia entre ambos géneros aún sigue siendo mayúscula. Así lo refleja el informe del Banco Mundial ‘Mujer, empresa y el derecho de 2020’ en el que se analizaron 190 economías haciendo un seguimiento de cómo las leyes afectan a la mujer en diferentes etapas de su vida laboral.
El primer resultado que se extrae y resalta es que las mujeres aún hoy acceden a solo el 75 por ciento de los derechos que tienen los hombres. El puntaje promedio mundial del informe es de 75,2, valor superior al 73,9 de 2017; y claro, superior al de 1970, cuando las mujeres tenían menos de la mitad de los derechos. Aun así, el avance general de las reformas se sigue considerando lento pues el mundo no puede permitirse esperar otros cincuenta años para alcanzar la igualdad legal de género.
La evolución de los derechos de las mujeres ha sido desigual en todo el mundo entre las áreas medidas que están estructuradas conforme a la interacción que tiene la mujer con la ley a través de su carrera: movilidad, trabajo, remuneración, matrimonio, parentalidad, emprendimiento, activos y jubilación.
Las principales reformas están ocurriendo en las áreas con mayor necesidad como la parentalidad y la remuneración. Sin embargo, todavía se presentan casos reales que expone el informe, como estos: una mujer está en el hospital a punto de dar a luz y recibe una llamada telefónica de su empleador. La despiden de su trabajo porque su embarazo se considera una ‘ofensa’. A una cirujana forense se le prohíbe continuar en su trabajo luego de que en un decreto se establece que es inapropiado para las mujeres. Una secretaria pierde su trabajo después de confiarles a colegas que su jefe la está acosando sexualmente. Este tipo de historias son reales, se repiten de forma casi constante, afectan a las mujeres en todas las etapas de su vida laboral y les impiden acceder a ciertas oportunidades económicas.
Según lo que encontraron los investigadores del Banco Mundial, estas diferencias legales son aún más acentuadas durante la pandemia de covid-19. Debido a estas barreras legales, las mujeres están segregadas en trabajos con salarios más bajos y concentradas en las industrias que han sido las más afectadas por la pandemia, como el sector minorista, la educación y la salud.
Además, la falta de prestaciones para el cuidado de los hijos y las licencias pagadas están obligando a muchas mujeres a abandonar la fuerza laboral, por lo cual les llevará más tiempo recuperar el empleo más adelante.
Curiosamente, aunque en el informe se resalta que en el área de parentalidad se necesitan reformas urgentes –debido a que este indicador obtuvo un promedio de solo 53,9–, es también donde ha habido más modificaciones: dieciséis economías promulgaron cambios positivos. Dichas reformas incluyeron: el aumento en la licencia de maternidad remunerada establecida para las madres; la introducción de la licencia de paternidad remunerada y la prohibición del despido de empleadas embarazadas.
Las mujeres están segregadas en trabajos con salarios más bajos y concentradas en las industrias que han sido las más afectadas por la pandemia
Sin embargo, en esa misma área, el principal problema se encuentra en que en casi la mitad de las economías que ofrecen cualquier forma de licencia de maternidad remunerada quien lleva esta carga es el empleador, lo cual genera mayores costos al contratar una mujer. “La licencia de maternidad remunerada puede ayudar a retener a la empleada en su puesto laboral, reducir el costo de rotación y mejorar la productividad”, señala el estudio, que además dice que estos beneficios a largo plazo podrían sopesar cualquier otro tipo de costo a corto plazo para los empleadores.
En cuanto a en qué campos hubo mejoras: las áreas de trabajo y matrimonio también presentaron varias reformas, especialmente a través de la implementación de leyes que protegen a las mujeres contra la violencia. En los últimos dos años, ocho economías promulgaron por primera vez leyes contra la violencia doméstica. Y siete adoptaron protecciones legales contra el acoso sexual en el trabajo. En el área de remuneración, doce economías mejoraron sus leyes eliminando restricciones en las industrias, el tipo de empleo y las horas en que la mujer puede trabajar.
EL TIEMPO entrevistó por correo a Claudia Corminales, una de las autoras del informe.
¿Cómo está Colombia en este informe?
El informe asigna puntuación a 35 preguntas en los ocho indicadores. Las puntuaciones generales se calculan tomando el promedio de cada indicador, donde 100 representa la puntuación más alta. Colombia tiene una puntuación de 81,9. Su puntuación total es más alta que el promedio regional para América Latina y el Caribe, 79,2. Cuando se trata de restricciones de la libertad de movimiento, las leyes que afectan las decisiones de las mujeres para trabajar, las restricciones relacionadas con el matrimonio y diferencias de género en la propiedad y la herencia, Colombia obtiene una puntuación perfecta.
Sin embargo, todavía tiene algunas áreas para mejorar en lo que respecta a las leyes que afectan la remuneración de las mujeres, las leyes que afectan el trabajo de las mujeres después de tener hijos, aquellas restricciones para que las mujeres inicien y operen una empresa y las leyes que afectan el monto de la pensión de las mujeres. Colombia podría considerar reformas para mejorar la igualdad jurídica de las mujeres.
Por ejemplo, una de sus puntuaciones más bajas se encuentra en el indicador relacionado con las leyes que afectan el salario de las mujeres. Para mejorar el indicador de remuneración, Colombia podría considerar exigir la igualdad de remuneración por un trabajo de igual valor y permitir que las mujeres trabajen en las mismas industrias que los hombres.
Una mayor igualdad de género
significa que un país está asociado con mejor educación y salud,
un ingreso per cápita más alto,
un crecimiento económico inclusivo
¿Por qué las mujeres se han visto más afectadas que los hombres por la pandemia? ¿Y cómo se ha presentado esto?
Sobre este tema, hay tres hallazgos preliminares basados en el análisis de los datos. Primero, que los padres empleados, y en particular las madres, enfrentan niveles sin precedentes de trabajo de cuidado no remunerado que son incompatibles con las demandas de la mayoría de los trabajos en el mercado laboral. Segundo, las órdenes de quedarse en casa y otras restricciones también pueden impedir que las mujeres accedan a la justicia de manera segura y efectiva.
Por último, la crisis amenazó de manera desproporcionada la salud y la seguridad de las mujeres, por lo que la asignación de recursos y servicios para mitigar cualquier impacto fue una necesidad. Sin un mayor enfoque en la dinámica de género de la crisis por la pandemia de covid-19, las mujeres y las niñas sufrirán desventajas a largo plazo que limitarán sus perspectivas económicas en los próximos años, si no de forma permanente.
Como lo demuestran informes del Banco Mundial y cifras del Observatorio Colombiano de las Mujeres, la pandemia está siendo particularmente nefasta para las mujeres...
Sí, hay más mujeres que pierden sus empleos o abandonan la fuerza laboral que hombres. Un análisis de género es una herramienta importante para comprender el impacto de la pandemia en grupos vulnerables, como las mujeres y las niñas. Por lo tanto, los marcos legales y los sistemas de justicia sólidos son fundamentales para mantener la estabilidad, salvaguardar los derechos de los ciudadanos y brindar ayuda de emergencia en tiempos de crisis. Esperamos que la pandemia pueda dar mayor visibilidad a las barreras que enfrentan las mujeres para acceder a más y mejores empleos.
¿Cómo convencer al Gobierno de que la sociedad necesita una reforma política para hacerla más igualitaria?
Los derechos de la mujer son derechos humanos, el caso de los derechos humanos a favor de la igualdad de género es incontrovertible. Sin embargo, también existe un argumento económico para invertir en las mujeres. Los beneficios económicos, empresariales y de desarrollo humano derivados del empoderamiento de las mujeres son sustanciales. Una mayor igualdad de género significa que un país está asociado con una mejor educación y salud, un ingreso per cápita más alto, un crecimiento económico más rápido e inclusivo y una mayor competitividad internacional. A nivel mundial, los países están perdiendo 160 billones de pesos a causa de las diferencias en los ingresos de mujeres y hombres. Ningún país puede alcanzar su máximo potencial mientras persistan brechas críticas entre hombres y mujeres. Por lo tanto, las reformas legales pueden jugar un papel fundamental como un primer paso importante a medida que las mujeres progresan en su vida laboral.