Así gastan su dinero los colombianos

Pese a los avances en inclusión financiera, el efectivo es el ‘rey’ de las operaciones que se realizan entre las personas del común y los pequeños negocios.

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Sin ir demasiado lejos, cada vez que se miran las estadísticas de circulación de billetes y monedas del Banco de la República, se evidencia que el efectivo sigue avanzando en la economía colombiana. De acuerdo al último boletín estadísticas del Emisor, a marzo de 2017 circulaban en el país billetes por un total de $60,9 billones, mientras que un año atrás la cifra era de $60,25 billones. En cuanto a monedas, pasaban de manos a marzo de 2017 un total de $1,9 billones, mientras que 12 meses atrás esa cifra llegaba a los $1,6 billones.
Precisamente, una investigación del banco central en cinco ciudades del país concluyó que los habitantes de las capitales hacen el 97% de sus operaciones a través del efectivo, debido a la limitada aceptación de otros medios electrónicos en sus transacciones cotidianas.
De acuerdo al borrador de economía llamado ‘¿Cómo pagan los colombianos y por qué?’ elaborado por Carlos Arango, Nicolás Suárez y Sergio Garrido, investigadores del Banco de la República, el colombiano promedio solo hace 12 pagos por medios electrónicos al año, lo cual contrasta con los niveles de Chile (46), Turquía (53), Rusia (88), y Brasil (135), sin mencionar los niveles promedio de países desarrollados como los Estados Unidos con 357 y Suecia con 429 pagos por habitante.
Esta afirmación coincide con la percepción que tiene la Asobancaria, en torno a que uno de los retos de la banca local en materia de innovación tecnológica es el de crear productos y servicios que den respuesta a las expectativas de los usuarios. “Cabe destacar que la implementación de nuevas herramientas de la banca digital contribuye al aumento de la inclusión financiera de los colombianos. Sin embargo, debemos reconocer que todavía falta camino por recorrer tanto en acceso como en uso del sistema financiero”.
Según las cifras de Banca de las Oportunidades a diciembre de 2016, el indicador de Inclusión Financiera se ubicó en 77,3%, equivalente a 25,7 millones de adultos con algún producto financiero. No obstante, se espera que, según la meta establecida en el Plan Nacional de Desarrollo, para el 2018 el 84% de la población adulta tenga al menos un producto financiero, lo cual trae consigo el reto de incluir financieramente en los próximos 2 años a 3,4 millones de personas que en su mayoría pertenecen a los estratos 1, 2, y 3 quienes requieren productos y servicios financieros eficientes que las innovaciones tecnológicas prometen.
¿En qué gastan su dinero?
De acuerdo con el documento, se calculan alrededor de 1.016 millones de transacciones mensuales originadas por consumidores urbanos, de las cuales 992 millones (97,6% del total) son en efectivo. Los restantes 23 millones de pagos son efectuados mediante tarjetas débito (18 millones, equivalentes a 1,8% del total) y tarjetas de crédito (5 millones, que corresponden a 0,5% del total).

Los grupos de gasto con la mayor cantidad de transacciones fueron alimentos, abarrotes, cigarrerías y licores, con 353 millones de transacciones (34,8% del total); y taxis, buses, pasajes aéreos y peajes, con 275 millones de transacciones (27,0% del total). Los grupos de gasto con mayor proporción de pagos electrónicos son, en su orden, electrónicos y electrodomésticos (29,8%), almacenes por departamentos (26,7%), y muebles y otros productos del hogar (23,3%).
Se calcula que cada persona realiza, en promedio, 82 transacciones mensuales, y el valor mediano es de 75 pagos. Así mismo, su gasto mensual promedio es de 2,4 millones de pesos. El valor promedio por transacción es de 42.198 pesos, mientras que el valor mediano es de 12.000 pesos.
La investigación señaló que el acceso a cuentas bancarias, tarjetas de pago y cheques está asociado positivamente  con la riqueza (medida por el estrato), el nivel educativo y la educación financiera, como lo han evidenciado varios estudios sobre inclusión financiera. La edad afecta el acceso a tarjetas y cheques haciendo que la tenencia de estos instrumentos sea más frecuente en personas entre 30 y 50 años de edad. Adicionalmente, el acceso a estos servicios es mayor para aquellos que tienen un trabajo formal o que trabajan tiempo completo.
Percepción de efectivo vs otros medios
Según los investigadores,  dueños y no dueños de cuentas bancarias entienden su funcionalidad transaccional, creen y confían en sus beneficios de seguridad y las ven como una puerta de entrada a otros servicios financieros. Aun así, quienes tienen cuentas bancarias discrepan significativamente de aquellos que no son propietarios en sus percepciones sobre qué tan prácticos son estos productos financieros para manejar sus ingresos y gastos.
Adicionalmente, la mayoría de los consumidores también están de acuerdo en que los costos de las tarjetas son altos comparados con los costos de pagar con efectivo. No obstante, el costo relativo del efectivo versus las tarjetas parece ser un factor diferenciador en la posesión de cuentas bancarias pero no necesariamente en el acceso a tarjetas de pago por parte de los consumidores. Sin embargo, los consumidores urbanos parecen ser conocedores y estar cómodos con los procesos para adquirir tarjetas y cuentas bancarias.
En otras ocasiones, es preferible recibir el dinero a través de un giro postal, por eso le contamos las alternativas 
Otras conclusiones

  • Hay una cultura marcada de no gastar lo que no se ha ganado.
  • Las personas creen que las tarjetas de crédito son un arma de doble filo para endeudarse y no son atraídos por los programas de premios asociados a estos instrumentos de pago.
  • Los programas de puntos y fidelización son diferenciadores fuertes que inclinan a las personas hacia la tarjeta débito.
  • La mayoría de los consumidores ven el valor de las tarjetas de crédito como un seguro ante necesidades urgentes de liquidez.
  • Aquellos que reportan tener acceso a tarjetas débito y crédito, la mayoría manifiestan haber usado sus tarjetas. Esto es cierto sin importar las características socioeconómicas, excepto para el rango de edad entre 18 y 24 años y aquellos individuos que tienen gran afinidad con el efectivo, quienes tienen menor uso de tarjetas de crédito.
  • Cuando se pregunta a las personas respecto de sus transacciones diarias a través de los cuadernillos de pagos, los individuos en cada grupo socioeconómico revelan un gran uso de efectivo con niveles que gravitan alrededor del 97% en volúmenes transaccionales. Más aun, solo 40,3% de las personas que tienen tarjetas débito o crédito reportan hacer al menos un pago con cualquiera de estos instrumentos.
  • Para los consumidores el efectivo es más conveniente en términos de su velocidad y facilidad de uso al momento de realizar pagos, y es un mejor vehículo para el control presupuestal. Pero más importante aún, el público percibe que la aceptación de los instrumentos de pago electrónicos es muy limitada.
  • Desde el punto de vista de los consumidores, los instrumentos de pago electrónicos solo son aceptados en 15% de sus transacciones típicas.
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