La ironía de las cuentas de ahorro

Estos productos bancarios generan más rentabilidad a las entidades financieras que beneficios a los clientes. Entonces ¿Cómo y en dónde ahorrar?

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El ahorro es una decisión personal que parte de motivaciones específicas (o debería partir de ellas) pues con metas muy claras la motivación permitirá llevar a buen término esta difícil pero necesaria tarea.
En muchos casos, el ahorro es el consejo familiar más recordado, pues ¿A quién no le dijeron, por ejemplo, que tener y llenar una alcancía traería importantes beneficios para su vida? Lo que olvidaron decirnos, es que para ahorrar es necesario, primero, tomar decisiones inteligentes en cuanto a la administración del dinero; y segundo, evitar hacerlo a través de una cuenta de ahorros. Irónico, pero es cierto.
A pesar de estas recomendaciones, en nuestra economía capitalista, la mayoría de las personas, como usted o como yo, viven de la tarjeta de crédito y tras cada mes sus deudas van creciendo de forma exponencial, porque en términos reales, abren un hueco más grande (esto gracias a las altas tasas de interés) para tapar otro.
Con mucho esfuerzo y dedicación, un consumidor racional empezará, poco a poco, a salir de sus créditos, empezando por aquellos que tengan un costo mayor y luego por los de menor valor para poder emprender por fin la meta del ahorro. Ahora, no tiene sentido reservar dinero para ahorrar en los bancos mientras el endeudamiento se consume los ingresos a tasas más elevadas que las ofrecidas por cualquier inversión disponible.
Ese mismo consumidor racional, pero poco informado, tendrá que darse cuenta que en Colombia tener una cuenta de ahorros es toda una odisea, pues las entidades financieras ofrecen tasas de interés irrisorias que van desde el 0,21% EA hasta el 3,11% EA. (Nota de la R/ EA: significa Efectivo Anual, que es el rendimiento que paga por tener sus ahorros en un periodo de 12 meses).

Es importante aclarar, sobre todo a los menos expertos, que estos indicadores son la rentabilidad total ganada en todo un año, sino que también entre el pago de talonarios, cuotas de manejo, consulta de saldos, entre otros, en lugar de obtener en la cuenta de ahorros una ganancia de dinero o por lo menos el mantenimiento de éste, al final del tiempo se obtendrá un menor valor. Bonito negocio entonces el de los bancos.
Para aclarar de mejor forma esta situación, suponga que una persona decide ahorrar $50.000 mensuales durante un año, esperando tener al final del tiempo $600.000 para comprar un artículo que le interesa. Dependiendo del banco en el que decida colocar su dinero, podrá obtener al final de los 12 meses $324.840 o hasta un máximo de $562.814.
Por tanto, ni siquiera obtendrá una compensación por la pérdida del valor adquisitivo de su plata, pero el banco, al contrario, habrá utilizado sus recursos para prestar más plata a tasas que podrían superar el 20% de interés. Es decir, solo ganará la entidad financiera. En conclusión, queda claro que las “cuentas de ahorro” tienen un nombre engañoso y en la práctica, aunque suene irónico, no sirven para ahorrar.

Entonces, ¿Qué pueden hacer aquellas personas que no solo desean ahorrar, sino que, como muy pocos colombianos, tienen la oportunidad de hacerlo? Lo mejor será invertir su dinero en otro producto financiero que le permita gozar de una rentabilidad que, como mínimo, supere la tasa de inflación de febrero que, según este medio, fue de 5,1%.
Pero si no encuentra este producto a través de su banco de confianza, contacte a una comisionista de bolsa o a un fondo de inversión que le ayudará a obtener mejores tasas de rentabilidad. Ahora, tenga en cuenta que esta opción solo le servirá siempre y cuando el dinero a ahorrar sea alto, por ejemplo superior a $1.000.000. El nivel de riesgo también variará acorde a los requerimientos de su perfil como cliente, pero no se desmotive, a mayor riesgo, mayor será su rentabilidad.
Por supuesto, si no se posee el dinero suficiente para invertir en este tipo de fondos no hay razón para el desánimo, ¡hay que empezar ya! El primer paso, será cotizar el servicio de ahorro programado de la entidad financiera de confianza en donde es posible salir mejor librado que de una cuenta de ahorros tradicional.
De otro lado, si los montos de ahorro son muy pequeños como para la opción enunciada en el párrafo anterior, el famoso “chanchito o marranito” nunca pasará de moda. Tenga en cuenta que si deja de consumir en chucherías $2.000 diarios, al final del mes tendrá un monto acumulado aproximado de $60.000 y al final de año $720.000, una cifra atractiva como para empezar con juicio a engordar la alcancía.

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