La forma como las compañías comunican su situación y su evolución a los diferentes públicos de interés es fundamental.
La pandemia ha puesto a las empresas ante el mayor desafío de la historia e incluso en muchas empresas ha imposibilitado su sostenibilidad. Se está hablando de pobreza, cobertura y seguridad social, empleo, educación y salud, reconociéndolos como esenciales de la responsabilidad social de las empresas. En este contexto, las juntas directivas se han puesto a prueba, especialmente al reflejar los valores y la coherencia con sus compromisos sociales y ambientales. En el caso del Grupo Coomeva, la solidaridad, la ayuda mutua, la equidad, la democracia, la generosidad y una actuación centrada en el bienestar de las personas y no únicamente en el logro de los propósitos financieros, han sido el eje.
Las empresas se han visto obligadas a adaptarse a los aspectos comerciales, operativos y financieros y actuar con agilidad, a la vez que ha exigido mayor capacidad de ejecución, con muy poco margen de error, de frente al reto de elevar o preservar unos resultados. Todo esto soportado en innovación y desarrollo de nuevos modelos de negociación y en la inserción digital y en este sentido han tenido que aplicarse más a fondo actuando con mayor confianza y empoderamiento hacia la administración. Una junta que se oriente hacia una revisión y ajuste de las proyecciones financieras de corto y largo plazo, con base en la reflexión estratégica de los impactos para el entorno y para la empresa, es de una ayuda incalculable para no caer en una mirada pesimista que impida identificar las oportunidades y los cambios necesarios.
Las juntas deben ayudar a entender que una crisis como la actual nos lleva, más allá de un ajuste operativo y financiero, a un cambio de modelo de negocio, con nuevos competidores, nuevas preferencias de los consumidores, nuevos canales de compra y de uso, nuevas estructuras financieras, nuevas formas de trabajo, y uso intensivo de la tecnología.
Si en algún momento ha sido valorado el concepto de gestión de riesgo es en el presente y en ese orden, la junta debe acompañar a la Administración en los planes de acción y toma de decisiones en torno a los riesgos relevantes, así como impartir lineamientos para atender con prioridad los requerimientos de los organismos de control, que aumentan en exigencias en cuanto a reportes preventivos, visitas no presenciales y supervisión más cercana.
En el nuevo contexto es muy probable que continúe el trabajo desde casa, lo que introduce nuevas dinámicas para el liderazgo en cuanto a supervisión, motivación y coordinación de las personas y el manejo de asuntos como la selección, remuneración, evaluación e inclusive temas de salud mental de las personas.
Por último, la forma como las compañías comunican su situación y su evolución a los diferentes públicos de interés es fundamental. Vacíos en este aspecto pueden ser factor de desestabilización en relación con accionistas, asociados y delegados, como en nuestro caso.