El debate sobre las diferencias de edades entre hombres y mujeres, si subirlas o no, siempre ha estado abierto, así como la expectativa de vida y el disfrute de la pensión una vez llegada esta etapa. Aunque el Gobierno nacional no lo piensa discutir, sería bueno que se replanteara dicha posición.
El cambio demográfico, entendido como el envejecimiento natural de su población, es un fenómeno que han experimentado fuertemente países desarrollados como Japón y España, y que, en menor medida, vive la sociedad colombiana. Para 1980, como lo publica la Guía ciudadana al sistema de pensiones y protección de la vejez en Colombia 2019, del Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana, base de la pirámide poblacional descansaba sobre los menores de 15 años (40,6 %), mientras que la población en edad de trabajar se estimaba en 53,8 %.
Pero los diferentes cambios socioculturales y económicos, como la entrada de la mujer al mercado laboral, la reducción del número de hijos por hogar, las progresivas mejoras en mortalidad y morbilidad, así como el aumento de la expectativa de vida al nacer han transformado la composición etaria de nuestra sociedad.
«Cuarenta años después, en el año 2020, se estima que la pirámide reducirá su base, acumulando un peso importante a su centro, donde un 64,7 % de la población estará entre los 15 y 60 años, y para 2050 este porcentaje se reducirá hasta el 50,0 %, pero las personas mayores de 60 años equivaldrán al 27,5 % de la población (frente a un 13,0 % en 2020 y un 5,6 % en 1980)», indica la guía.
Expectativa de vida después de la pensión
Una concentración de la población en personas mayores de 60 años es una tendencia que bajo condiciones estándar no podrá reversarse y generará una presión adicional al sistema de pensiones, la cual recaerá directamente sobre los trabajadores activos y sobre las finanzas del Estado. Esto tendrá una implicación adicional para Colombia, dada la estructura de su sistema pensional, donde uno de sus regímenes es de reparto, cuya financiación requerirá, en ausencia de una reestructuración o cambio normativo, una mayor destinación de recursos conforme los años avanzan.
“el aumento de la expectativa de vida en ambos sexos implica que el período de disfrute de la pensión se extiende progresivamente, por lo que el requerimiento de capital para financiar como mínimo una pensión de salario mínimo será cada vez mayor”
Asimismo, el aumento de la expectativa de vida en ambos sexos implica que el período de disfrute de la pensión se extiende progresivamente, por lo que el requerimiento de capital para financiar como mínimo una pensión de salario mínimo será cada vez mayor (sin contar los incrementos en el salario mínimo, cambios en la densidad de cotización o ingreso base de cotización –IBC–).
En el caso de las mujeres, según las últimas tablas de mortalidad publicadas por la Superfinanciera en 2010, el período de disfrute de la pensión es de aproximadamente 29,7 años; 8,4 años más que el período de los hombres (21,3 años).
«Conforme la expectativa de vida se siga extendiendo, y en ausencia de cambios paramétricos al sistema como la edad o el número mínimo de semanas de cotización, los afiliados al sistema necesitarán ahorrar cada vez más para financiar el período de retiro», plantea la guía.
En diciembre de 2018, según el informe Panorama de las Pensiones: América Latina y el Caribe, elaborado por la OCDE, la edad de jubilación debe estar vinculada a la esperanza de vida para garantizar su viabilidad y la cobertura de los pensionados en la región.
Dicho mecanismo también involucra que la edad de jubilación sufra aumentos a medida que mejore la esperanza de vida de un determinado país. Para evitar la pérdida de beneficios, en este caso, los expertos de la OCDE destacan que “los puntos obtenidos durante el período de cotizaciones de la vida activa” pueden contribuir a aumentar las ventajas económicas de las personas tras su retiro laboral.
En Colombia, el presidente Iván Duque ha confirmado en diversas ocasiones que el tema de la edad no se discutirá en la reforma pensional que se presentará a finales de este año. Al respecto, Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo dijo en entrevista con Actualícese que Colombia está rezagada frente a otras edades de pensión, y a medida que aumenta la longevidad por las mejoras en las tecnologías de salud y demás, esta situación será cada vez más grave desde el punto de vista del sistema de pensiones.
Otro punto por estudiar es la brecha que existe entre la edad para pensionarse de hombres y mujeres (5 años), lo que termina jugando en contra de las mujeres que están a punto de cumplir con las condiciones, y que cuando no lo hacen el sistema público obtiene una devolución de saldos que al final de cuentas no es el propósito inicial del sistema pensional.
“Una propuesta es unificar las edades, pero compensando por el tiempo fuera del trabajo debido a la maternidad, donde se les podría pagar a las mujeres un bono por ese tipo de tiempo fuera del mercado laboral”, dice Mejía.
Otro parámetro que se debe ajustar, dice Mejía, es la tasa de sobrevivencia, la cual en Colombia está en el 100 %, mientras que la media para la región está en el 64 %. “Se ha discutido la posibilidad, desde el punto de vista del costo que este aspecto tiene para las arcas del Estado, que se acerque por lo menos al 75 %. Sin lugar a dudas, este punto se debe discutir y debe hacer parte de la reforma pensional”, enfatiza el director de la entidad.
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