Tiempo de ajustes

Luis Guillermo Vélez - Supersociedades.

A casi cuatro años de entrar en vigencia plena la convergencia de las normas contables, la Superintendencia de Sociedades hizo un estudio sobre los principales impactos de la aplicación de las normas contables internacionales. El patrimonio, el rubro más golpeado.


La decisión de que Colombia se acogiera a las normas contables internacionales e iniciara un proceso de convergencia tiene a las autoridades del Gobierno y a miles de empresas en un proceso de ajuste y análisis para su implementación.

No se trata solo de un cambio de nombres –en adelante, el balance general se va a llamar estado de situación financiera y el PyG se denominará estado de resultados–, también de impactos en los números de las empresas, pues el espíritu de la norma es crear un robusto sistema de información que permita reflejar con mayor claridad la realidad económica de las compañías. 

La Superintendencia de Sociedades realizó un estudio con los resultados financieros del año pasado de 2.600 empresas, comparando las cifras con las normas contables actuales y el nuevo marco. Estas compañías están ubicadas en el denominado Grupo 1 –con activos por encima de 30.000 salarios mínimos mensuales legales vigentes, más de 200 trabajadores y que coticen en bolsa; allí también están incluidas las del sector financiero pero no hicieron parte de la muestra– y que este año deben correr en paralelo los dos procesos contables, para evaluar los impactos iniciales y verificar qué problemas se pueden presentar en la interpretación de las reglas.

El estudio arrojó un dato relevante: en promedio, de las empresas analizadas su patrimonio se redujo en más de 13%, al pasar de $458,9 billones a $433 billones. En unas 1.400 empresas –que corresponde a 63,7% de la muestra– cayó 18%, mientras en 700 aumentó casi 5%. Solo 100 empresas no tuvieron impacto en su patrimonio.

¿Qué explica estos resultados? Según Eric Rodríguez, superintendente delegado de asuntos económicos y contables de la Supersociedades, las causales de ese movimiento vienen con unos efectos del lado del pasivo y otras del lado del activo.

Los efectos del lado del activo están representados por el rubro de propiedad, planta y equipo. Este renglón se viene registrando “a costo” en el activo (es decir al precio en que fue comprado cada activo). Las variaciones positivas en el precio se registran a través de los procesos de valorización. Esto es lo que ocurre con la norma actual.

En la nueva regla contable internacional, “las valorizaciones desaparecen”, explica Rodríguez. Entonces, ¿quedan los activos valiendo cero? No. El concepto de valorización se sustituye por otro denominado “valor razonable”, que es una actualización continua de los valores de los activos, porque en el mercado vale más, o es capaz de generar más flujos de caja en el futuro o hay un reconocimiento de mayor valor en una transacción específica. Además, aparece otro concepto: el de “deterioro”. A diferencia de la depreciación que es por uso, el de deterioro está relacionado con un menor valor de mercado. Los ajustes en propiedad, planta y equipo registraron una caída de más de 100% en el estudio. Este tipo de factores en las cuentas de ese rubro generaron una caída grande porque al desaparecer la valorización, no hay una compensación de cálculo de valoración razonable y la diferencia es negativa en términos de reconocimiento del valor.

Otro impacto que arrojó el estudio está relacionado con el pasivo en el ajuste por impuestos diferidos. Son impuestos que se deben registrar en la contabilidad, pero que aún no se han pagado. Por un lado, con la decisión de que la Dian se quede con el marco normativo contable para efectos tributarios hasta 2018 y, por otro, con el nuevo marco normativo para efectos de contabilidad financiera, las diferencias entre estos dos factores son mucho más grandes.

Finalmente, otro rubro que tiene impacto es el de las “cuentas por cobrar” que en el nuevo marco normativo se consideran un instrumento financiero. Una cuenta por cobrar puede llegar a tener caídas en el valor de la cartera no porque sea o no cobrable sino por el costo de oportunidad. Traer a valor presente los flujos de caja es un concepto nuevo que entra en el tema contable. 

Esta es la primera aproximación al impacto que tendrá el país en materia contable. “Este proceso arranca acá, no termina acá”, dice Rodríguez. Seguramente las discusiones no terminarán en los plazos de ley y será necesario hacer un proceso de construcción conjunta adecuando las normas no solo a los cronogramas y decretos, sino entenderlo como un aprendizaje que permita generar una información más confiable.

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